Existen varios diseños urbanísticos, pero hay dos muy característicos por los estereotipos tan marcados que los acompañan. Uno de ellos es la urbanización vertical, típico de ciudades europeas, y el diseño horizontal, prototipo de suburbios estadounidenses.
En México, la influencia más directa que tenemos es la del “american way of life”, que sugiere grandes extensiones de terreno, amplias casas y jardín al frente y en la parte posterior. Esto genera largas distancias para acceder a los servicios educativos, de comercio, entretenimiento, entre otros.
Sin embargo, implica una seria dificultad para hacer eficiente el transporte y encarece los servicios públicos. Por otra parte, hay sitios donde el terreno se ha ido encareciendo, lo que ha generado que proliferen los condominios verticales.
Para desarrollar proyectos verticales competitivos, de acuerdo a la experiencia europea, involucra una construcción en la que la planta baja esté dedicada a comercios. De modo que quienes habitan en los pisos superiores tengan en menos de un par de manzanas, sin necesidad de desplazarse en coche, una buena parte de sus necesidades cotidianas cubiertas.
León en crecimiento vertical
En la ciudad de León, es notorio el incremento en la urbanización vertical, pero al estar dispersos en la ciudad (muchos de ellos en la periferia), y debido a la creciente inseguridad que padecemos, distan mucho de tener características del modelo europeo, que implica una movilidad más eficiente.
Debemos incrementar la densidad en la ciudad y evitar que la mancha urbana siga creciendo de forma tan desordenada. Apostemos por asemejarnos la urbanización vertical como la de Barcelona y no queramos imitar a Houston o Los Ángeles. Ciudades en América Latina, como Curitiba, en Brasil, lo han intentado con muy buenos resultados, ¿estaremos a tiempo de hacer el cambio?