Se estima que en el mundo existen cerca de 690 millones de personas que viven con inseguridad alimentaria, es decir, no tienen un acceso regular a los alimentos que necesitan para crecer, desarrollarse y llevar una vida activa y saludable.

Los factores que influyen en esta situación van desde causas políticas, intereses comerciales, guerras, pandemias o desastres naturales, aunque una de las causas que afectan más a la producción de alimentos y por consecuencia a la seguridad alimentaria es el cambio climático.

Los efectos del cambio climático se reflejan en fenómenos meteorológicos cada vez más extremos y frecuentes como olas de calor, sequías e incremento en el nivel del mar. El impacto en la agricultura y las implicaciones correspondientes para la seguridad alimentaria resultan alarmantes, sobre todo en el combate al hambre.

Una de las principales consecuencias es que el incremento de la temperatura en la superficie del mar provoca una mayor incidencia de enfermedades infecciosas transmitidas por el agua y vinculadas a la presencia de toxinas en pescados y mariscos, ya que se ha demostrado que existe una relación entre los cambios en la temperatura y las lluvias.

Los efectos sobre la seguridad de los alimentos son variables. Por un lado, las sequías provocan una pérdida de energía en las plantas, lo que hace que estas sean más susceptibles a las enfermedades. Por su parte, las inundaciones y lluvias fuertes favorecen el crecimiento de microorganismos en las hojas que causan enfermedades y se propagan con las corrientes de aire.

Este tipo de sucesos también conducen a la contaminación de los suelos, puesto que las altas temperaturas de los océanos y la salinidad provocan un aumento de la presencia de bacterias que afectan a pescados y mariscos y la subida de la temperatura del agua conduce a una mayor contaminación por mercurio en los peces.

Existen muchos cambios que podemos realizar en nuestros hábitos de consumo que pueden ayudar a frenar el cambio climático y por ende, mejorar no solo nuestra salud, sino la del planeta y la de muchos de sus habitantes, por lo que consumir alimentos de producción local, reciclar y generar menos basura, usar la bicicleta, ahorrar en el consumo de energía, etc., pueden hacer la diferencia si comenzamos cuanto antes.

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