Estaba sentado frente a él. La pandemia había frenado totalmente el crecimiento de su negocio teniendo que despedir a la mitad de sus colaboradores y tratar de mantener a flote su empresa con los escasos clientes que, como él, intentaban salir adelante.

Aunque podría considerarse un empresario joven, sus paradigmas y juicios los tenía muy arraigados, impidiéndole abrirse a la posibilidad de otras alternativas, incluso ni siquiera lograba observar claramente el problema que estaba enfrentando.

Renovar su empresa y contagiar a sus colaboradores de la nueva visión no fue tan complicado como renovar su pensamiento.

¿Cómo logramos renovar un negocio?

Renunciar.

A los juicios aprendidos, a las frases como: “siempre lo hemos hecho así” “para qué cambiar si así estamos bien” “desde mi abuelo tenemos esa costumbre”, para poder así romper los paradigmas.

Descubrir una nueva visión.

Una vez que los juicios se hicieron a un lado, apareció un panorama más amplio con nuevas oportunidades y alternativas que antes no lográbamos identificar.

Tener humildad.

Para reconocer que existen otras alternativas y trabajar en ellas. Empieza a germinar la renovación de las ideas en la dirección.

Vencer el miedo.

La cura para el miedo es la información que nos permita realizar un análisis a conciencia de las diferentes oportunidades, ahí es donde necesitamos de todos los colaboradores, incluso de terceros que nos den certeza y seguridad con su experiencia.

Dejar que lleguen las nuevas ideas.

Una vez que dejas ir los miedos y los paradigmas, entonces surgirán oportunidades y caminos que nos permitirán renovar la organización, un proceso, un producto o la pasión de nuestros colaboradores.

Manos a la obra.

Es el momento de cristalizar las ideas, establecer las directrices, definir el camino, detonar el cambio en las diferentes áreas de la organización.

Renovarse.

Rompimos paradigmas, abrimos la visión, dejamos ir viejas ideas, dejamos llegar ideas frescas, ahora hay que ejecutar las propuestas, llevarlas a cabo y dar solución a los retos que los tiempos, las personas y el mismo mundo nos pone cada día.

Renovarse debería ser una constante no solo en nuestras empresas, sino también en nuestra propia persona. Los seres humanos somos unidades de crecimiento continuo en nuestro cuerpo, intelecto, espíritu y corazón; no dejes que la rutina, el miedo y el egoísmo, limite tu realización integral.

Y tú ¿hace cuánto no te renuevas?

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