Año con año iniciamos con una miscelánea fiscal y en 2022 no ha sido la excepción, los incrementos fiscales han impactado directamente en la economía de varias industrias de todo el país, incluyendo la restaurantera.

Tener una inflación por encima del 7% definitivamente nos impacta de manera importante en nuestras finanzas, es por ello que a principio de año se tomaron acciones para que el impacto pueda ser menor.

Una de estas medidas es el rediseño de cartas o menús, con el objetivo de hacer ciertos ajustes en los precios, además de una profunda evaluación de platillos que no son tan solicitados por los comensales, apostando más por aquellos de mayor demanda, siendo selectivos con los productos que se ofrecen.

Además, la materia prima para los restaurantes también se ve al alza. Productos básicos como el limón, aguacate, chile, jitomate, tomate verde, por mencionar tan solo algunos, continuamente están subiendo de precio, lo que es un obstáculo más para la industria. Cabe resaltar que esta situación no es un fenómeno aislado, ya que a nivel mundial se está enfrentando a un incremento en alimentos.

Actualmente, todavía nos encontramos en una reactivación económica por la pandemia por Covid-19, pero mantener un margen que se venía manejando antes de pandemia es casi imposible.

Se tiene que analizar muy bien el tener un balance entre el impacto de impuestos y materias primas contra el bolsillo o ticket promedio de cada comensal que visita nuestros restaurantes.

Y es que desde el 2021 los restaurantes absorbieron los incrementos que se dieron en verduras y otro tipo de alimentos, ya que no se pueden estar modificando cartas varias veces a lo largo del año. Aun así, el panorama para la industria restaurantera es alentador al menos para el segundo semestre del año. Esperamos que a finales del 2022 veamos al 100% esa recuperación económica que tanto se espera, es decir, volver a los números del 2019, antes de la contingencia debido a Covid-19.

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