Se estima que hasta un 75% de las mujeres que menstrúan presentan uno o más de los síntomas premenstruales, en especial irritabilidad, tensión mamaria y estado de ánimo depresivo. El síndrome premenstrual es un trastorno cíclico, común en las mujeres jóvenes y de mediana edad, caracterizándose por síntomas emocionales y físicos que se producen de forma invariable durante la fase lútea del ciclo menstrual.
Existe una versión más grave e incapacitante del síndrome premenstrual: el trastorno disfórico premenstrual; que de igual manera tiene consecuencias anímicas y psicológicas y afecta del 3 al 8% de las mujeres, siendo para ellas incapacitante, con repercusiones familiares y laborales. Los tratamientos dados a las pacientes varían entre farmacológicos, quirúrgicos, naturistas, nutricionales, psicoanalíticos, psicológicos, y una infinidad de combinaciones.
En este caso nos enfocaremos en el papel que juega la alimentación en el equilibrio hormonal. Existen diversos estudios que demuestran que determinadas vitaminas y minerales pueden ayudar a aliviar ciertos síntomas.
Además de lo anterior, es de gran ayuda la reducción de grasas saturadas y trans, así como la disminución en el consumo de azúcar; esto es recomendable porque la grasa corporal funciona como productor de estrógenos, un exceso de grasa significa más estrógeno y por tanto un desequilibrio hormonal.
Es importante tener claro que la alimentación contribuye en el mejoramiento de los síntomas, pero no es la solución total a ningún desequilibrio hormonal, principalmente cuando se trata de trastorno disfórico diagnosticado. Por ello es imprescindible el acompañamiento con los diversos especialistas que sean necesarios.
Fuentes
Agostini G. (2018). Trastorno Disfórico Premenstrual. Psiquiatría y Salud Mental. No 3/4:238-243.
Del Burgo J.L., Trigueros M.V. (2006). Prevalencia del Síndrome disfórico premenstrual en población general. Medicina de Familia SEMERGEN; 32 (8): 367-371.
Dennerstein, L., Lehert, P., Heinemann, K. (2011). Estudio epidemiológico global de la variación en los síntomas premenstruales con la edad y factores sociodemográficos. Menopause International; 17(3): 96–101.