El concepto fast fashion o moda rápida se refiere a todos aquellos grandes volúmenes de ropa que son producidos por la industria de la moda, con una baja calidad y un precio barato, todo ello contribuye a poner en el mercado global millones de prendas, y por supuesto fomentar en los consumidores una compra acelerada de las piezas que existen en su guardarropa.

Esta controversial moda ha causado opiniones divididas durante los últimos años, y es que el impacto negativo en el medio ambiente se ha hecho visible a través de un fuerte movimiento en el que busca concientizar a los consumidores sobre este importante tema a nivel mundial.

Sin embargo, en esta ocasión me gustaría compartir algunos datos relevantes para comprender mucho más esta industria en México y en el mundo:

  • México, a partir de los años 90 se perfiló en un mercado con grandes beneficios para las marcas fast fashion.
  • Nuestro país es la nación de Latinoamérica con más centros comerciales, por cierto,para 2023 se tienen proyectados cerca de 870 de estos complejos.
  • Los estados más importantes en la producción textil son: Estado de México, Hidalgo, Ciudad de México, Puebla, San Luis Potosí, Coahuila, Chihuahua, Tlaxcala, Guanajuato y Querétaro.
  • Los mexicanos compramos en promedio unas 18 prendas de ropa en un año, lo que significan al año 2 mil 422 millones de prendas.
  • En el artículo “Fast Fashion: de tu armario al vertedero”, elaborado por Greenpeace México, se mencionan las extenuantes jornadas laborales de los trabajadores de los países donde se fabrican estas prendas: ¡14 a 16 horas diarias”
  • La gran mayoría de esta ropa termina en los basureros o incinerada.
  • Se requieren 2 mil 700 litros de agua para fabricar apenas una camisa de algodón.
  • Se debe apostar por el modelo slow fashion, es decir, empresas que apuesten a la durabilidad de sus productos o negocios locales.
  • La tendencia de “second hand” toma mucha más fuerza, ya que las personas se preocupan cada día más por su impacto en el planeta.

Sin duda, un tema que nos involucra a todos, para poder descubrir nuevas maneras de convertirnos en consumidores responsables sin perder el estilo.  Te invito a reflexionar sobre esto, ¿qué piensas?

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