Las últimas tendencias en alimentación a nivel mundial, han dejado al descubierto un especial interés del consumidor por alimentos que aporten beneficios a las funciones del organismo humano. La comunidad científica a través de la mercadotecnia ha introducido poco a poco información sobre ellos y los han llamado alimentos funcionales.
Son aquellos alimentos que independientemente de aportar nutrimentos, han demostrado de manera científica que impactan benéficamente a una o varias funciones del organismo, proporcionando un mejor estado de salud. Estos alimentos, además, ejercen un papel preventivo, ya que reducen los factores de riesgo que provocan la aparición de ciertas enfermedades, como las crónico-degenerativas que disminuyen la calidad de vida.
Los alimentos funcionales pueden ser: un alimento natural como frutas, verduras y cereales; un alimento al que se le ha añadido o quitado un componente mediante medios tecnológicos o biológicos, como el jocoque y la leche descremada. También puede tratarse de un alimento en el que se ha modificado la naturaleza o biodisponibilidad de uno o más componentes, como huevo sin colesterol enriquecido con omega 3.
Entre los principales beneficios que aportan los alimentos funcionales se encuentran: mejor funcionamiento cardiovascular y gastrointestinal, defensa contra el daño celular, optimiza el crecimiento y desarrollo en niños y mejora el rendimiento cognitivo, mental y físico.
Es importante tener clara la diferencia entre alimento funcional y producto milagro. Como se mencionó anteriormente, el primero tiene un sustento científico de aportar un beneficio al organismo, contrario a un producto milagro que carece de estas características y que solo promete la cura a todos los malestares físicos y emocionales.
Loa alimentos funcionales se pueden consumir en una dieta variada, completa y equilibrada; permitiendo así la posibilidad de mejorar la salud y/o prevenir ciertas enfermedades.