En esta era digital, la mayoría de las personas consultamos información a través de internet en buscadores como Google, de inteligencia artificial, redes sociales y diversas plataformas de contenido. Por otro lado, cada vez es menor la consulta en fuentes tradicionales como periódicos, libros y revistas.

La inteligencia artificial y las redes sociales han dado un giro a la manera en cómo nos mantenemos informados y cómo interactuamos con todos aquellos temas que son de nuestro interés. En este momento las redes sociales no son solo espacios de interacción con las personas o de entretenimiento, sino también son medios de información que influyen en las decisiones que tomamos diariamente incluyendo los alimentos que elegimos.

En la actualidad nuestras elecciones de comida no solo están basadas en simples anuncios o los menús de restaurantes, las redes sociales juegan un papel primordial en dicha elección, desde la perfección en las imágenes hasta la opinión de los influencers y creadores de contenido que cada vez van en aumento.

Lo preocupante es que una imagen perfectamente presentada de un alimento puede resultarnos apetecible, sin que consideremos si de verdad es saludable o adecuado para nuestra nutrición. Además, hay que tomar en cuenta que solo unos pocos influencers y celebridades que comparten su estilo de vida, hábitos alimenticios y recomendaciones, cuentan con una formación profesional.

Por otro lado, la exposición a rostros y cuerpos aparentemente “perfectos”, ´puede llevar a recurrir a productos milagros, dietas muy estrictas e incluso el desarrollo de trastornos de conducta alimentaria con tal de lograr una cercanía con dicha “perfección”.

Es así, que mi sugerencia como nutrióloga, es cuestionarnos y analizar todo lo que escuchamos y vemos en internet y redes sociales, investigar si la persona que lo dice es un médico, nutriólogo o profesional certificado.