El intestino humano contiene tantas o más bacterias como células humanas en todo el cuerpo, a este conjunto de bacterias se le conoce como flora o microbiota intestinal.  El cuidado de la flora intestinal juega un papel primordial en la salud general de todas las personas, debido a que promueve una función  gastrointestinal normal, proporciona protección contra las infecciones, regula el metabolismo y contribuye a nuestro sistema inmune.

Están altamente ligados los hábitos alimenticos, principalmente la disminución del consumo de fibra dietética con determinados patrones de la composición de la microbiota intestinal. La pérdida de la diversidad microbiana está asociada con el aumento de enfermedades crónicas no transmisibles, como la obesidad, el síndrome metabólico, la desnutrición, los trastornos alimenticios, la enfermedad inflamatoria intestinal, el cáncer colorrectal, etc.

En relación a enfermedades de tipo neurológico, como Parkinson, ansiedad y depresión, existen ciertos marcadores que aumentan sus concentraciones en el intestino, lo cual está relacionado con el aumento de ciertas poblaciones bacterianas y alteraciones del sistema nervioso.

Algunos alimentos en particular contribuyen al descontrol de dichas enfermedades como: carne, embutidos, azúcar y harinas refinadas, ya que aumentan poblaciones dañinas como las enterobacterias. En cuanto a las enfermedades intestinales (colon irritable o síndrome del intestino irritable), se pueden controlar con una dieta baja en gluten y aumentando la ingesta de probióticos.

Los carbohidratos no digeridos provocan un crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado (también conocido como “SIBO”) que a su vez conduce a un aumento de la producción de gas y molestias digestivas y al ser diagnosticado requiere de un tratamiento integral.

Una correcta alimentación es indispensable, es básico consumir alimentos ricos en:

  • Fibra, como verduras, frutas, cereales con granos enteros.
  • Probióticos, que encontramos en yogurt, miso, chocolate negro, aceitunas y pepinillos encurtidos, pan de masa madre.
  • Agua natural

Aunado a esto es necesario evitar:

  • Medicamentos como  antibióticos y antinflamatorios.
  • Dietas ricas en hidratos de carbono refinados, azúcares, embutidos, carnes rojas, bebidas gaseosas.

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