Fue en Two Harbors, Minnesota, Estados Unidos, hace 118 años que surgiría Minnesota Mining & Manufacturing Company, hoy conocida como 3M, una de las compañías multinacionales más importantes en la historia, producto de la alianza de cinco hombres que de explotar corindón, un mineral compuesto de óxido de aluminio, se dedicaron a la fabricación de papel lija.

Es cuando se trasladan a St. Paul que comienzan a concretar nuevos productos que pronto los llevarían al éxito, y la empresa que no ha dejado de innovar, contando actualmente con más de 60 mil productos y generación de cientos de patentes anuales desarrolladas en 46 plataformas tecnológicas lideradas por investigadores y científicos.

Hoy compartiremos sobre uno de sus productos que siempre ha despertado cierta curiosidad por la historia detrás de su lanzamiento: los famosos Post-it, esos pequeños papeles adhesivos que han acompañado a estudiantes, oficinistas, emprendedores, empresarios hasta artistas que han realizado obras bastante interesantes. Los Post-it llegaron para quedarse, sobreviviendo incluso a las nuevas tecnologías.

Todo comienza en 1968 cuando el Dr. Spencer Silver, científico de la compañía, desarrollaba alternativas para mejorar los adhesivos de acrilato que la marca comercializaba, resultando un adhesivo formado de microesferas con adherencia ligera que podía removerse de las superficies, algo en lo que Silver no encontró utilidad en ese momento, pero que vio interesante.

Durante los siguientes años, Silver ofreció seminarios mostrando las bondades de este adhesivo con presentaciones en aerosol y a manera de tablero de anuncios. No fue hasta otros años más adelante que Arthur Fry, un desarrollador de producto de la empresa, tuvo la oportunidad de asistir a uno de los seminarios impartidos por Silver y conocer este nuevo adhesivo.

Fry, quien participaba en el coro de su iglesia, tenía dificultades para contener las tiras de papel que usaba como separadores en su libro de alabanzas, pues siempre se le caían, así que encontró en el invento de Silver una posibilidad de crear unos separadores adhesivos que no dañaran la superficie del papel.

Ambos comenzaron a trabajar en la idea que dio lugar a una forma de comunicación diferente que hasta el día de hoy perdura. Dentro de 3M se hicieron las pruebas entre los empleados que quedaron fascinados con el nuevo invento que les facilitó varias tareas, pero no fue fácil su lanzamiento.

Como todo producto nuevo, contó con mucho escepticismo a su alrededor, incluso dentro de la compañía, donde sus colegas dudaban que alguien pudiera interesarse. En una entrevista con la revista Fast Company, Fry compartió que la gente en 3M simplemente no podía ver que existía un gran mercado, las tiendas se mostraban reacias para adquirir el producto y los clientes no sabían cómo usarlo.

Pero Fry y su equipo no se rindieron ante algo que parecía un inminente fracaso, llevaron el producto a Boise, Idaho, donde repartieron muestras en la calle y entre los asistentes administrativos de los corporativos, quienes sin dudarlo comenzaron a ordenar más cantidades. El resto es historia. Post-it fue premiado como uno de los grandes inventos del siglo XX por la revista Fortune y la marca sigue evolucionando con la diversificación de este invento, nacido del error.

Fuentes:

Art Fry and the invention of Post-it Notes. Recuperado de http://www.3m.com

Tucker Robert. (2002). Driving Growth Through Innovation. San Francisco, CA: Berrett-Koehler Publishers.

 

 

 

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