Mira a tu alrededor, todas las personas con las que compartes tu entorno son competentes, talentosos y capaces. ¿Qué puedes hacer para distinguirte de entre los demás como un líder? No lo pienses tanto, solo piensa en la simpatía y la empatía.

A todos nos gustaría trabajar con personas que no solo hayan superado pruebas de alto rendimiento, sino que también tengan la habilidad de sacar lo mejor de sí mismos y de las personas que los rodean.

Esto se consigue a partir de inteligencia emocional, así que a continuación te comparto tres habilidades cuyo objetivo es desviar la atención a nosotros mismos y enfocarla a los demás:

1.Sé interesado, no interesante

Al centrarnos en ser interesantes, perdemos una gran oportunidad de invertir tiempo en la persona que tenemos enfrente. Cuando los demás sienten que tenemos una curiosidad genuina sobre sus historias, se sienten valorados; esto sin duda abre la puerta para que se construya una relación en la que las personas se busquen entre sí para relacionarse, hacer consultas u ofrecer orientación, ya que saben que, del otro lado, el interés es genuino. 

2.Identifícate con las emociones de los otros

Cuando nos encontramos dentro de una conversación en donde muchas personas participan, es usual que esperemos nuestra oportunidad para compartir experiencias o simplemente quitarle el protagonismo a alguien más. Las personas agradables se enfocan en identificarse con las emociones de las personas con las que se relacionan al realmente escucharlos y compartir con ellas a través de la empatía.

3.Lidera con generosidad 

Podemos ser generosos sin tener que aportar nada material. La generosidad puede demostrarse con nuestro tiempo y atención, especialmente en los momentos en los que no estamos físicamente con los demás. Pequeños actos de generosidad pueden incluir: 

  • Apoyar a los demás a prepararse y dar lo mejor de sí mismos.
  • Compartir recursos, tales como vías de investigación y/o oportunidades para crecer.
  • Recordar fechas, eventos y logros importantes para los demás. 

Si bien nunca podremos controlar la perspectiva de otras personas, lo que sí podemos controlar es la manera en la que transmitimos a los demás nuestro interés genuino en sus historias. Al hacerlo, seremos conocidos por algo más que el trabajo, seremos la persona con la que los demás tiene una conexión genuina, pueden expresar sus dudas, realizar consultas y sentirse libres de aportar mejoras que benefician las relaciones en equipos de trabajo.

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