Por tercera vez en menos de un mes, había faltado al trabajo sin explicación alguna. Ella venía bien recomendada, tenía el perfil adecuado para el puesto, pero sus ausentismos y su falta de participación con el equipo, aunado a su poca productividad, encendieron focos rojos. ¿Tú qué harías?
Una opción rápida sería despedirle por tres ausencias en un lapso menor a 30 días e iniciar nuevamente el desgastante proceso de reclutamiento, selección y capacitación de nuevo personal.
Optamos por platicar con ella, conocer lo que le pasaba, si estaba a gusto con su trabajo, con el ambiente laboral o si había tenido alguna situación dentro de la organización que estuviera provocando sus ausentismos y su falta de productividad.
Después de esa charla descubrimos que estaba pasando por una etapa de indiferencia, de desidia, una falta de interés en general. Así fue como identificamos que sentía una apatía que no solo era laboral, también le afectaba en el ámbito personal.
La apatía afecta en alguno o en varios de los aspectos primordiales de la vida del ser humano:
- Físico: ausencia de buenos hábitos alimenticios, ejercicio, entre otros.
- Psicológico: momentos de ansiedad y depresión.
- Emocional: sentimiento de inferioridad, falta de autoestima o miedo a tomar acciones.
- Espiritual: ausencia de sentido de trascendencia y de razón de vida.
- Social: indiferencia ante el trabajo, ausencia de amigos, sentimiento de no pertenencia.
Es importante mencionar que la apatía solamente se puede combatir por la misma persona que lo está viviendo. Ella o él son los únicos que pueden tomar la decisión de generar acciones que los ayuden a salir de la misma.
Como empresas podemos apoyar a que la persona decida salir de la apatía tomando en cuenta los siguientes puntos:
- Escuchar a la persona.
- Reconocer y hacerle saber que para la empresa es un ser humano, no un número más.
- Generar un ambiente de trabajo inclusivo y respetuoso.
- Establecer metas y objetivos claros que motiven el desempeño y la productividad.
- Crear líneas de comunicación abiertas, que permitan identificar situaciones de riesgo y tomar acciones para prevenirlas.
Vivir con apatía es renunciar a la alegría de vivir, crecer, experimentar, amar y desarrollarse como ser humano.
Finalmente ella decidió retomar las riendas de su vida, tuvo el apoyo de la empresa y una psicóloga que la acompaño durante un tiempo, y hoy es la principal involucrada en la empresa al estar atenta a las necesidades de sus colaboradores y compañeros.
Y a ti, ¿cómo te ha afectado la apatía laboral?