El timbre del celular suena por tercera vez, eso de poner el despertador para retrasarlo 5 minutos se me ha vuelto un mal hábito; aún indeciso, decido sacar un pie de entre las sabanas, sentir la temperatura de la mañana en mi dedo gordo, y tomar valor para iniciar un día más.
Sé que una vez que mis pies toquen el suelo, el día no parará; iniciando por mi rutina de ejercicio de 30 minutos, el regaderazo, el desayuno y salir a las primeras juntas del día, al ruido externo y el ataque constante de mi celular vibrando en mi bolsillo.
Cada mañana salimos a un mundo donde el ruido es mucho y el tiempo para reaccionar es corto; donde diariamente recibimos millones de bytes de información y el estrés pone a prueba nuestra producción de cortisol para regular y equilibrar nuestro cuerpo.
Y es en este momento, cuando el silencio toma especial importancia, tanto en lo personal como en los negocios. En el silencio externo e interno se da el discernimiento; que dice Henry Nouwen “consiste en escuchar un sonido más profundo por debajo del bullicio de la vida cotidiana y descubrir a través de las apariencias la interconexión de todas las cosas.”
Los grandes líderes se dan tiempo para escapar del ruido y retirarse al silencio para discernir sobre su vida, sus decisiones, sus metas, sus objetivos, su responsabilidad con el mundo y las acciones a realizar para alcanzarlos.
El discernimiento nos ayuda a reencontrarnos, a orientar el camino y sobre todo a descubrir en la vida diaria cuándo es el momento para actuar, para esperar y para dejarse guiar.
Pero no me mal interpreten, si bien siempre será bueno y agradable escaparse y dedicarle unos días al silencio y al discernimiento alejado de la rutina diaria, esta práctica debería formar parte de nuestro día a día, que nos permita enfocarnos en el momento adecuado, que nos brinde la certeza ante la duda, la sabiduría ante el conflicto, la paciencia para saber esperar y la humildad para reconocer cuando necesitamos ayuda.
Todos somos líderes de alguna u otra manera, algunos de grandes compañías, otros desde una función pública, algunos desde las aulas, y muchos otros son los líderes y el ejemplo a seguir de sus hijos. ¿Qué tan preparado estás para ser ese líder?
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