Vivimos la era del individualismo, aún a pesar de estar “más conectados” por las redes sociales, nos enfrentamos al miedo de llamar por teléfono, a la vergüenza de invitar a tomar un café, al pánico de compartir con el otro lo que realmente pensamos y sentimos; nos obligamos a vivir en un aislamiento emocional que impacta en todos los terrenos de la vida: la escuela, la familia, los amigos y el trabajo.
Es incongruente que por un lado queremos ser famosos y reconocidos a través de los “likes” y el número de seguidores en nuestras redes virtuales; pero nos hundimos cada vez más en la soledad, la apatía y el anonimato de nuestro cuerpo frente a una pantalla en el mundo real.
¿Por qué invitar a dar ese salto del individualismo a crear comunidad?
Los seres humanos necesitamos crear vínculos.
Pasar de la rivalidad individual a fortalecernos como equipo con las competencias de cada uno. Quizá eres muy bueno en lo financiero, pero alguien más es muy bueno en las ventas. Formar equipo con las fortalezas individuales de cada uno hace crecer al grupo, mejora el desempeño y sus resultados.
Compartir los ideales, los sueños, las metas.
Cada año prometía volver a hacer ejercicio, salir a correr todos los días a las 6 a.m. y solo lo pude cumplir cuando me junté con otras personas que tenían ese objetivo, así corrí muchas carreras y varios medios maratones compartiendo gratos momentos y recuerdos con quienes me acompañaron. La alegría y la satisfacción cuando es compartida se multiplica.
Encontrar modelos o ejemplos a seguir
En personas que están más cerca de nosotros, quizá nuestro compañero de trabajo, el vecino, la directora, la persona que siempre tiene la actitud y la palabra precisa. Tener modelos a seguir que nos inviten a construirnos y a crecer.
Ser auténtico.
Sin temor a compartir tus ideas, tus miedos, tus alegrías… eso implica ser congruente y sincero, no solo aparentar ser, sino realmente ser parte de la comunidad, ya que también tú puedes ser el ejemplo a seguir de alguien más.
Apertura para construir junto con los demás.
Aceptándolos en sus diferencias y en sus cambios durante el trayecto, fortaleciendo la integración y la tolerancia. La diversidad de ideas y de personalidades enriquecen el dialogo y la construcción de caminos y proyectos.
Dice Sebastian Junger en su libro Tribu: los seres humanos necesitan tres cosas básicas para sentirse satisfechos: sentirse competentes en lo que hacen, sentirse auténticos en sus vidas y sentirse conectados a otros.
¿Qué tanto te sientes comunidad?, ¿en tu negocio propicias el individualismo o creas comunidad?, ¿te animas a dar ese salto al vacío de la comunidad?