Los seres humanos estamos en búsqueda constante del equilibrio personal, que podríamos traducir como un estado en el que la mente, el espíritu y el cuerpo se mantienen alineados para vivir en paz con nosotros mismos y con los demás.

La conciencia plena de nuestras acciones pueden llevarnos a disfrutar de una mejor calidad de vida al mantener en equilibrio nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestra apariencia física, que podríamos decir que es el conjunto de cualidades físicas, atributos y actitudes que proyectamos y que los demás tienen la capacidad de percibir, y que constituyen nuestra imagen personal.

Lograr armonía y equilibrio en la imagen se traduce en congruencia, que genera confianza, valor y recuerdo; es hacer lo que digo, es no expresar nuestras ideas sin caer en contradicción. Para encontrar este equilibrio es necesario concientizar lo que comunicamos a través del lenguaje verbal y no verbal, la personalidad, el estilo de vida, nuestra edad, autoestima y seguridad.

Ser congruentes también implica vestir acorde a la situación y lugar en que nos encontramos, cuidar nuestra higiene personal y ser pulcros y ordenados, pues esto refleja la excelencia que genera confianza en aquellos con los que interactuamos.

Para encontrar un balance en nuestra vida que pueda verse proyectado en la imagen personal, podemos atender las siguientes consideraciones:

Mostrar siempre una buena actitud. Transmitir alegría y tranquilidad.

Cuidar las expresiones corporales. Nuestro cuerpo habla a través de la postura, movimientos y mirada, por lo que enviamos de forma permanente mensajes que los demás interpretan para tener ideas y generar opiniones.

Elegir adecuadamente la vestimenta y los accesorios. Construir un estilo personal a través de nuestra indumentaria para ser recordados.

Enriquecer la comunicación verbal. La comunicación verbal transmite emociones y sentimientos, y esto puede acercarnos a los demás y desarrollar mejores relaciones interpersonales.

La imagen personal es comunicación y es el reflejo de nuestra individualidad, por lo que la apariencia física tendrá trascendencia en nuestra vida si la base es el equilibrio y el balance de un trabajo integral que incluya mente, cuerpo y espíritu.

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