Comida emocional y hambre digital: ¿lo elegiste tú o tu algoritmo?
En el mundo actual, las redes sociales no solo dictan modas o rutinas de ejercicio, también están moldeando silenciosamente nuestros hábitos de alimentación. Desde retos virales hasta recetas visualmente perfectas, muchas veces comemos no por hambre, sino por lo que acabamos de ver en una pantalla.
El “hambre digital” es un fenómeno donde la exposición constante a imágenes o videos de comida provoca antojos, incluso cuando no hay hambre real. Abrimos Instagram, TikTok o alguna otra red y sin darnos cuenta, se nos antoja algo que hace 5 minutos ni pensábamos. Un estudio publicado en Appetite (2023) encontró que el 68% de los adultos reportan sentir hambre después de ver comida en redes, aunque hayan comido recientemente.
La comida emocional se refiere a comer por ansiedad, estrés o aburrimiento no es nuevo. Pero en la era digital, la comida emocional ha evolucionado: ahora comemos también por validación. Si no subimos la foto de nuestro desayuno “saludable”, ¿realmente fue saludable? ¿Y si nadie reacciona a nuestra receta? ¿Cómo nos sentimos? Las redes también amplifican la comparación constante, lo que puede afectar la relación con la comida y el cuerpo.
“Las plataformas no solo nos muestran comida; nos muestran cuerpos, estilos de vida y estándares que influyen en cómo sentimos lo que comemos”, explica la Dra. Mariana Rodríguez, psicóloga especialista en conducta alimentaria.
Comer con conciencia, no con impulsos
No todo es negativo. También hay creadores responsables, recetas nutritivas, y espacios de educación. Pero es clave aprender a distinguir contenido valioso de las tendencias pasajeras y, sobre todo, aprender siempre a elegir con consciencia nuestros alimentos, qué es lo que realmente queremos y necesita nuestro cuerpo.
Como nutriólogos, nuestro papel no es solo enseñar qué alimentos elegir, sino ayudar a las personas a reconectar con sus señales internas de hambre, saciedad y placer, en lugar de dejarse guiar por lo que dicta un algoritmo.
La próxima vez que sientas hambre después de un scroll rápido, hazte esta pregunta: ¿tengo hambre realmente o solo vi algo rico? Porque alimentarse bien no solo se trata de lo que pones en tu plato, sino también de lo que consumes con los ojos. Por lo que, si alguna vez te has sorprendido comiendo algo solo porque lo viste en redes, no estás solo. Pero vale la pena preguntarte: ¿lo elegiste tú o tu algoritmo?