Comprender y apreciar el arte no siempre es una tarea fácil. En ocasiones, nos encontramos con obras que nos parecen incomprensibles o alejadas de nuestra idea de lo que es “bello” o que simplemente no logramos entender, obras que pueden incluso disgustarnos o causarnos repele porque lo asociamos con algo “feo”.

La vara central con la que más comúnmente juzgamos el arte es la belleza, pero es un concepto subjetivo y abstracto que varía según el contexto desde el cual se interpreta, o desde la perspectiva de cada individuo.

La vara central con la que más comúnmente juzgamos el arte es la belleza, si una obra la consideramos como bella entonces nos atrae, de lo contrario la rechazamos. La belleza es un concepto subjetivo y abstracto que varía según el contexto desde el cual se interpreta, o desde la perspectiva de cada individuo.

La belleza es la cuestión central de la estética, que se ha equiparado en diversas tradiciones culturales con la bondad y la verdad, y por lo tanto llega a considerarse un concepto moral e ideal. La estética se refiere al estudio de la belleza y la apreciación de la forma y el aspecto visual de las cosas. Es la rama de la filosofía que se ocupa de los criterios que utilizamos para juzgar la belleza y la armonía en el arte y en la naturaleza.

Sin embargo, la estética no puede ser considerada como una medida objetiva de valor artístico, ya que la belleza es subjetiva, como ya mencionamos, y puede variar según la cultura y la época. La belleza y la fealdad, así como lo grotesco, lo sublime, lo maravilloso, lo trágico o lo cómico, son categorías dentro de la estética con las cuales solemos calificar al arte.

Por ejemplo, la fealdad, tradicionalmente es lo opuesto a lo bello y conlleva también ciertos atributos morales. Según Humberto Eco “(…) en lo bello el hombre se pone a sí mismo como medida de perfección”, mientras que, “lo feo se entiende como señal y síntoma de degeneración”. Pero lo que es importante de comprender es que la belleza o la fealdad no son características intrínsecas de la obra, sino categorías bajo las cuales nos relacionamos con la obra a partir de nuestra percepción.

El arte en sí mismo solo es. El arte va más allá de la estética. El arte es una forma de expresión única que nos permite comunicar ideas, emociones y experiencias a través de diferentes medios. En su esencia, el arte es un reflejo de la cultura, de la sociedad, de los sentimientos, emociones y de la creatividad humana, si también tiene una carga estética claro está, pero es mucho más que eso.

Cuando te encuentres con una obra de arte que desafíe tu comprensión inicial, que te haga sentir incómodo o te genere preguntas, empieza por entender si esa incomodidad o esas interrogantes se están generando desde tus ideales de belleza, si lo que estás juzgando es la estética de la obra o su técnica, o algo más.

Cuando logres separar eso y entender que a lo mejor quien creó esa obra nació en un país distinto o en una época distinta, podrás encontrar una conexión nueva con ellas. Esto se debe a que el arte busca ir más allá de lo superficial, es decir, a lo estético o a la técnica, y nos invita a reflexionar y cuestionar nuestras propias percepciones y prejuicios.

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