El reto de alimentar a la población mundial sin acabar con el ecosistema

Por Jesús Núñez Rodríguez

Hoy en día el concepto de dieta encierra factores que van más allá de la salud física, pues no solo basta con que la alimentación contribuya al correcto funcionamiento del organismo, sino que además debe contribuir positivamente con la ecología y el medio ambiente.

Investigaciones recientes destacan que un estilo de vida con menor cantidad de carne (o sin ella) aporta beneficios a la salud y al medio ambiente, ya que disminuye el gasto de agua, por lo que consumir más verduras y frutas y menos productos de origen animal se impone como una alternativa saludable para el cuerpo y el planeta.

Las claves para que la alimentación sea responsable con la ecología, el medio ambiente y la salud son las siguientes.

1. Comer más frutas y verduras. Las plantas requieren menos tierra, energía y agua y producen menos emisiones de bióxido de carbono, comparadas con los alimentos de origen animal, además de contribuir positivamente a la saciedad y a la buena digestión.

2. Reducir el consumo de carne. Mientras que un kilo de carne significa liberar casi 5 kilos bióxido de carbono a la atmósfera, uno de verduras apenas emite 0.2 kilos.

3. Comer de forma variada. Consumir alimentos de diferentes variedades dentro de un mismo grupo permite frenar la merma de cultivos y diversidad local, además de garantizar el aporte de diversos nutrimentos a nuestro organismo.

4. Preferir alimentos frescos. Los alimentos industrializados generan un impacto ambiental negativo, ya que su producción y distribución requiere de envases para su distribución. Adicionalmente también se requieren gran cantidad de conservadores que resultan perjudiciales para la salud.

5. No al desperdicio de alimentos. Consumir lo necesario y no tirar comida a la basura ayudará a disminuir el impacto ambiental que implica la producción de alimentos.

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