La Mona Lisa de Leonardo Da Vinci fue valuada en 1962 por $100 millones de dólares para cuestiones de seguro, unos $830 millones de dólares en precio actualizado a 2019. Pero, ¿por qué es tan valiosa?

La Mona Lisa vale eso y más, ya que en venta de reproducciones, mercadotecnia, visitas físicas y virtuales al Museo del Louvre, por mencionar algunos, produce millones de euros al año. Por eso su valor, según Jeff Bezos, fundador de Amazon, no es de menos de $50,000 millones de euros, ¡una locura!

¿Por qué una obra de arte puede llegar a ser tan valiosa? No solo es por lo que vale, sino por lo que produce. ¿Qué se toma en cuenta para darle valor a una obra de arte?

Echemos un vistazo:

  • Número 17A (1948) de Jackson Pollock: $200 millones de dólares
  • ¿Cuándo te casarás? (1892) de Paul Gaugin: $300 millones de dólares
  • Jugadores de cartas (1890) Paul Cézanne: $191 millones de dólares
  • Interchange (1955) de Willem de Kooning: $300 millones de dólares
  • Salvador Mundi (1500) de Leonardo Da Vinci: $450 millones de dólares

He aquí 10 elementos que se toman en cuenta para valuar estas obras:

1. Autoría. Debemos determinar el autor de la obra, su currículum, exposiciones, estudios y valor de venta, si está vivo o muerto; es mejor saber el autor específico que la escuela o corriente a la que pertenece.

2. Autenticidad. Una casa de subastas o una galería debe autenticarla obra a través de un documento en donde se indique que esta obra es original y no una copia de algún alumno o falsificador.

3. Época en la trayectoria del autor. Por lo general todos los artistas pasan por diferentes épocas o colecciones, algunas más aclamadas que otras, por lo que es importante saber la fecha de la autoría y si pertenece a una época específica de su producción. Por ejemplo, la época rosa, o azul o cubista de Picasso.

4. Temática. Existen diferentes demandas por los temas de los artistas y depende de la especialización de cada uno de ellos. Por ejemplo, los paisajes o los autorretratos. Dependiendo de la demanda del tema es el valor.

5. Técnica y materiales. Siempre es más cara una obra original y única que una obra que se puede hacer en serie, como el grabado o la serigrafía; el color, por su dificultad, también siempre es más valorado que un lápiz.

6. El soporte. Definitivamente los materiales más perennes, como el óleo sobre tela tratada o la madera, se valorarán mejor que los que puedan deteriorarse fácilmente como el papel o el cartón o sean efímeros como una instalación.

7. El dominio de la composición. Es imprescindible la habilidad del artista en la composición de la obra, su belleza por sí misma o su rareza, la forma en que el artista expresa sus conocimientos y su creatividad.

8. Estado de conservación. Es importante que la obra se conserve lo más original posible, ya que las restauraciones, rupturas, desgarres o composturas siempre bajan el valor de la obra.

9. El tamaño de la obra. No es algo determinante, pero hay obras que por su tamaño tienen un mayor desafío para su realización y conservación. Ya ven… la Gioconda mide 77 x 53 cm, sin marco.

10. La demanda. Definitivamente uno de los renglones más importantes de nuestra época es la demanda; la moda, el objeto del deseo. Entre más codiciada una obra, más valiosa.

Así que, si piensas invertir en arte, ya sean cientos de pesos o millones de dólares, toma en cuenta estos puntos para que tu gusto se convierta en inversión.

Número 17A (1948) de Jackson Pollock

¿Cuándo te casarás? (1892) de Paul Gaugin

Jugadores de cartas (1890) Paul Cézanne

Interchange (1955) de Willem de Kooning

Salvador Mundi (1500) de Leonardo Da Vinci

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