Frecuentemente hablamos de alergias e intolerancias alimentarias de forma indistinta, sin tener en cuenta que se trata de dos padecimientos muy diferentes, que aunque pueden presentar síntomas similares, no tienen nada que ver entre sí.

Es importante aclarar que en las alergias existe una reacción del sistema inmune, mientras que en las intolerancias el sistema inmune no interviene, sino que se trata de un problema metabólico y digestivo.

Las alergias alimentarias se producen porque nuestro sistema inmune percibe que una sustancia (en principio inofensiva para nuestro organismo) es nociva, y en consecuencia actúa de manera irregular, provocando una serie de síntomas. Por el contrario, una intolerancia alimentaria es una reacción del sistema digestivo ante un alimento u otra sustancia, debido al déficit de una enzima en el organismo, que impide que se digiera o absorba correctamente.

Si bien es cierto que tanto las alergias como las intolerancias presentan síntomas digestivos similares como: dolor de estómago, inflamación, náuseas, vómito, entre otros, las alergias pueden tener otras manifestacio-

nes: síntomas respiratorios como estornudos, tos o dificultad respiratoria, síntomas cutáneos como inflamación de labios, boca o urticaria, o bien, síntomas sistémicos como un shock anafiláctico.

Aunque normalmente la mayoría de reacciones por alergia e intolerancia alimentaria son leves, en ocasiones las alergias pueden desencadenar en un cuadro médico grave que requiere hospitalización urgente.

Otra de las diferencias clave entre ambos padecimientos es el tiempo que tardan en aparecer los síntomas. En el caso de las alergias alimentarias, se trata de una reacción definida e inmediata y los síntomas suelen manifestarse a la media hora de haber ingerido el alimento. En las intolerancias alimentarias, los síntomas no son tan claros y pueden tardar hasta un día en aparecer.

Es importante que las personas con alguna alergia eliminen por completo de su dieta el alimento o sustancia causante de la alergia. Sin embargo, no es tan fácil, ya que a menudo no solamente se trata de no ingerir el alérgeno, sino de no estar en contacto con este y vigilar minuciosamente la composición de todos los alimentos que se compran, así como la preparación de los mismos. En el caso de las intolerancias alimentarias, el cuerpo de manera gradual, puede llegar a aceptar y tolerar pequeñas cantidades del alimento u sustancia, sin presentar síntomas o malestar generalizado.

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