Existe en la actualidad una gran cantidad de desarrollos verticales que prometen una “buena vida” y ser idóneos para la inversión. Hablan de un estilo de vida con una gran variedad de pasatiempos en el cultivo del cuerpo y el placer, trabajar sin esfuerzo y convertir tus sueños en negocios fáciles.

Al final, lo único que cuenta son las 3L’s: lugar y plusvalía, lugar y experiencias; lugar y negocios. La búsqueda de la zona dorada rodeada de centros comerciales de moda, cercana a centros financieros, educativos y de negocios, o atractivos gastronómicos y culturales.

Sin embargo, con las crisis inmobiliarias, tenemos ventas de departamentos que violan los reglamentos de usos de suelo, además con muy pocos metros cuadrados. Se promueve una vida minimalista, de poco equipaje, pocos compromisos y una vida sin dolor, sin memoria, de obsolescencia programada y pocas preocupaciones, que se traducen en pocas responsabilidades sociales y cívicas.

La funcionalidad también puede ser un gran truco. Departamentos con pocos metros cuadrados y a un precio alto por las amenidades traen consigo que se conviertan en lugares para dormir, pero no para socializar.

Los espacios de juego ligados a los sueños oníricos de infancia son fundamentales para el crecimiento, en 50, 60 0 70 metros cuadrados no cabe todo ello, aunque tenga alberca, golfito, área para yoga, huerto orgánico, cancha de tenis, juegos infantiles, pista para correr, gimnasio, coworking, etcétera. El truco de las amenidades se fundamenta en vecinos de una misma clase social, conviviendo en una burbuja que no es la vida real.

Entonces, ¿cómo elegir departamentos según sus amenidades y la calidad arquitectónica?

 1. Cuidar la escala, ya que edificios de más de 5 niveles generan aislamiento social.

2. Que esté cercano a espacios públicos reales, donde se pueda hacer ejercicio al aire libre.

3. Tener la posibilidad de vivir experiencias culturales como público y participante aficionado.

4. Contar con un lugar cercano a un mercado “real”, donde se pueda dialogar con el comerciante y crear lazos de amistad.

5. Espacios de trabajo cercanos que contengan historias reales, con personajes típicos, costumbres y rituales llenos de memoria e identidad.

6. Que se puedan sumar esfuerzos comunitarios para lograr lo que se necesite.

Para finalizar, un lugar lleno de retos y responsabilidades sociales dignos para el desarrollo social que se construya con los esfuerzos del día a día de sus habitantes.

 

 

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