La importancia del estado emocional en la actualidad
La paz mental es un término muy desgastado y muchas veces malinterpretado. Pero, ¿cómo la conseguimos? ¿Cuáles son los factores más comunes que hacen que la perdamos? Vivimos en un mundo de distracción excesiva y de constantes retos, resultando complicado mantener un estado emocional que nos brinde equilibrio en los momentos difíciles. Cada día se vuelve más y más difícil estar centrado para la toma de decisiones.
Sin embargo, la paz mental es clave tanto para el ámbito personal como el profesional. Por lo que comparto cuatro áreas, no listadas en importancia, donde la paz mental se ve directamente involucrada, siendo vital mantener un balance:
- Relaciones interpersonales. Son fundamentales para mantener relaciones armoniosas y saludables, alineadas con nuestras necesidades y deseos, contribuyendo a una vida más satisfactoria.
- Salud física. Todas las personas somatizamos las enfermedades. A mayor paz mental, menor índice de estrés, ansiedad y reactividad y, por otro lado, aumento de sistema inmunológico.
- Productividad. La concentración depende de dos cosas: el nivel mental de alerta y la eficiencia con que una persona gestiona su energía y enfoque durante las actividades diarias.
- Resiliencia. Fortaleza necesaria para las adversidades de la vida. Como dice la frase “Espera lo mejor, prepárate para lo peor”. No siempre salen las cosas bien y, cuando no sea así, la resiliencia y la gestión de la paz mental son tus principales vitaminas.
- Salud emocional. La negatividad, estados tóxicos, estrés académico, laboral o económico, el uso excesivo de la tecnología y la exposición constante a noticias, son algunos ejemplos de factores para el aumento de tensión en esta área provocando estados de supervivencia continuos aumentando niveles de cortisol.
¿Cómo lograrlo? No existe una receta genérica para todos. Alcanzar estados óptimos de paz mental de pende mucho de tu rutina, tus factores estresores y tu reactividad ante ellos. Por ello, es prioritario empezar a conocerse e investigar algunos métodos que puedan servir de antídotos ante las circunstancias.
Algunas prácticas son: meditación frecuente, sobre todo en la parte de gestión emocional; poner límites y aprender a decir no para no sabotear nuestra energía, contacto con la naturaleza y sus increíbles beneficios para la mente, cuidar una rutina con actividades que le den alineación matutina e intención a tu día y, si es necesario, buscar ayuda en caso de no contar con herramientas o simplemente no saber por dónde empezar.