Cultivar nuestros propios alimentos es una forma económica y ecológica de comer más sano y conectar con la naturaleza. El contar con alimentos sanos y nutritivos nos hará pensar en el origen de los mismos, convirtiéndonos en consumidores más responsables.

Para comenzar es necesario tener en cuenta con lo siguiente:

1. Iluminación solar directa: es posible crear un huerto casero prácticamente en cualquier lugar, un pequeño jardín, un patio, una terraza, un balcón o incluso una ventana, siempre y cuando cuente con luz directa. Es importante considerar la disponibilidad de luz en las diferentes épocas del año para valorar qué tipo de cultivo realizar, pueden ser alimentos básicos como lechuga, espinaca, acelga, jitomate, cebolla, coliflor o chile.

2. Macetas y sustratos: en casa es posible destinar una zona para el huerto, delimitando el espacio y aportando al suelo abonos orgánicos que mejoren su fertilidad, pero si no se dispone de suelo es posible crear un huerto usando macetas de cultivo y sustratos orgánicos, los cuales deben ser ligeros, para permitirnos su manejo con facilidad.

3. Sistema de riego: una de las tareas más importantes y donde se tiene que ser más precisos es en el riego, buscando siempre mantener una humedad constante, ajustándola a la época del año y a los alimentos que se estén cultivando. Se puede regar de forma manual con ayuda de una regadera y hacer el riego poco a poco para evitar la formación de grietas en el sustrato.

4. Semillas: Una vez que se tiene listo el espacio, los recipientes, el sustrato y la forma de riego, sólo queda conseguir las semillas de plantas que se desean cultivar. Al plantarlas, lo más importante es que no se siembren a más de tres veces de su profundidad, si no al germinar se quedarán dentro de la tierra y morirán. Asimismo, es conveniente que no estén muy juntas, lo ideal es sembrar un máximo de dos o tres semillas en cada maceta, para que puedan tener espacio y crecer bien.

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