Ricardo Motilla, arquitecto de profesión y escultor de corazón, considera al artista como un actor, que la actuación es su arte; es un hacedor de ideas y conceptos que busca transmitir algo o no sobre su obra y no sobre su persona. El artista con su propia persona hace sentir al público.

Originario de San Luis Potosí, el polifacético artista considerado como uno de los mejores en todo el país, realiza sus estudios en la Universidad de Guanajuato, donde posteriormente se convierte en profesor. Durante su prolífica trayectoria, se ha destacado, principalmente en escultura de gran formato y monumental, además de áreas como el dibujo, la pintura, el diseño gráfico e industrial, la joyería, por mencionar algunos.

Ricardo es un referente en diversos puntos del país, donde su obra monumental se puede apreciar en espacios públicos y privados, donde ha cautivado a más de alguno por su marcado y peculiar estilo. Es así, que ha recibido diversos reconocimientos gracias a su pasión y compromiso por la cultura y el arte.

En nuestra ciudad, obras como “San Sebastián” en el Museo de Arte e Historia de Guanajuato, la “Fuente de los Leones” en Plaza Fundadores, “Arrojo” en el acceso del estadio Nou Camp o “Actitud” en la Universidad De La Salle, engalanan espacios que se transformaron en una breve pausa en nuestras vidas para apreciar el arte.

“Yo considero que mientras termine siendo acogida por el 99.99% de la gente, una obra se convierte en una obra de arte”

Una vida dedicada al arte
En entrevista, Ricardo compartió que su primer acercamiento con el arte fue desde muy pequeño a través de su hermano, quien estudiaba en el seminario y tenía una clase de pintura a la que el escultor potosino envidiaba ir. Finalmente, logró convencer a su padre de tomar clases y de ahí en adelan-

te siguió el camino que dictaba su pasión, creando y diseñando a través del dibujo y la pintura.

Aunque al principio, Ricardo decide estudiar Ingeniería Civil, no le gustó. Así que va a Guanajuato a estudiar arquitectura y siendo estudiante seguía dedicándose a la pintura y el dibujo, haciendo algunos trabajos eventuales como títulos profesionales a mano para seguir costeando su carrera.

Como arquitecto, el diseño y construcción de proyectos le dieron los recursos para tener la posibilidad de montar un taller y dedicarse totalmente a la pintura y escultura. Y no fue fácil, pues duro muchos años para poder cristalizar ese sueño, debido a que los compromisos con los clientes lo absorbían demasiado.

“En esa época, la arquitectura era más bien un área administrativa y la arquitectura del diseño era lo que me gustaba”

Para Ricardo, emprender en el arte no fue un camino fácil, ya que uno de los principales problemas a los que se enfrentó al tener su taller, fue no saber fundir, y en aquel tiempo tuvo que aprender a prueba y error porque los talleres de artistas eran muy celosos y no tenían la apertura de enseñar a quien estuviera interesado.

Pero esto, lejos de desilusionar al artista, lo motivó a aprender por su cuenta y tener sus primeros logros. Cuenta que cuando hizo la Fuente de los Leones, realmente no sabía fundir y tuvo que acudir con Joaquín Arias, quien le ayudó a hacer la fundición.

En el interior del artista
Sobre su estilo, Ricardo comenta que, desde su punto de vista, “el estilo es lo que cada quien sabe hacer”, y que más bien existen influencias. Buscar un estilo es muy complicado porque es buscar un reflejo que tenga mucha influencia sobre ti.

Entre las influencias del escultor se encuentran los clásicos como Leonardo Da Vinci, Rafael, Botticelli, Miguel Ángel, entre otros, los que estaban al alcance en ese tiempo, pues ahora con el Internet es posible encontrar nuevas e interesantes opciones. Además, acepta que una de las más importantes influencias en cuando a dinamismo y movimiento, sin duda son Miguel Ángel y David Alfaro Siqueiros.

Al preguntarle sobre una de las obras que marcó un antes y después en su trayectoria, sin dudarlo, contesta que enseñar a otras personas es lo que ha tenido más importancia para él. Ver que los jóvenes aprenden algo es una gran obra que lo ha llenado de satisfacciones. Y sobre alguna obra, San Sebastián le gustó mucho por su significado, por las personas con las que trabajó y la armonía que se logró en torno a ese trabajo fue plena.

Sobre el panorama de las artes plásticas en México, está de acuerdo con que se tiene una gran capacidad de arte, creadores y mucha apertura, pero hace falta más interés de los gobiernos para brindar más apoyos a los artistas, pues no todos tienen la capacidad de venta o relaciones públicas.

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