Con una exitosa trayectoria, Fernando Cuadra es uno de titulares de Grupo Cuadra, empresa con una larga historia en la fabricación y comercialización de productos de piel de la más alta calidad. Fernando, un referente en la industria y líder con un gran espíritu emprendedor, ha sabido combinar magistralmente calidad, innovación y tradición.
¿CÓMO RECUERDAS A FERNANDO DE NIÑO?
Mi padre nos dio lo que ahora tenemos: educación y principios, valores que nos inculcó desde pequeños. Recuerdo cómo desde temprana edad nos llevaba a su tienda, ubicada en el centro. En esa época, en 1950, vendía sostenes a las mujeres, cuando ese tipo de prendas aún eran consideradas tabú. Vendía ropa interior para mujeres, imagínense.
¿EN QUÉ MOMENTO DECIDES EMPRENDER?
Trabajé con mi padre en su tienda, ayudándolo detrás del mostrador y con el inventario. Empecé a vender monederos, luego pasé a hacer cintos de víbora. A los 18 años, comencé a pensar más seriamente en lo que haría de mi vida, así entré a la Ibero a estudiar Administración de Empresas. Y seguí trabajando.
¿CÓMO SURGE EL NOMBRE DE LA MARCA?
Para graduarse de la Ibero, como estudiante de Administración, tenías que ponerle nombre al producto que generabas, y después de varios intentos, caímos en la cuenta que las marcas importantes suelen llevar el apellido del fundador y fue así que mi hermano Héctor y yo, decidimos ponerle Cuadra, en honor a mi padre. Queríamos algo significativo que trascendiera.
¿CUÁL PODRÍAS DECIR QUE FUE EL PRINCIPAL RETO AL QUE SE ENFRENTÓ CUADRA EN UN PRINCIPIO?
Primero, ganar credibilidad; segundo, conseguir dólares para comprar piel exótica; y tercero, encontrar dónde vender para poder generar dólares. Así identificamos destinos como Acapulco, donde se podían vender los productos a extranjeros. Inicialmente el financiamiento provino de familiares y amigos.
¿Y EN QUÉ MOMENTO ES QUE EMPIEZA A CRECER YA COMO TAL TU MARCA?
La marca tuvo gran éxito en Acapulco, lo que permitió expandirnos a otros destinos como Cancún, con el mismo concepto exclusivo, y así se fueron abriendo nuevos mercados. A esto se le llama escalabilidad. Y ahora sí, a producir. Así nace la primera planta en la calle Tres Guerras en la Zona Centro de León y la reinversión de las ganancias permitió la introducción de nuevas pieles exóticas como el pitón y constrictor y la creación de más plantas.
¿CÓMO SE INVOLUCRAN TUS HERMANOS EN EL NEGOCIO?
Yo estaba solo cuando entró Héctor, a quien le propuse vender a sus compañeros estudiantes para pagar la colegiatura y aceptó. Así comenzó a vender en México mientras yo lo hacía en León. A mediados de los 80, Pancho sugirió nuevas combinaciones de colores, revelando su talento innato para el diseño.
¿EN QUÉ MOMENTO INCLUYES A TUS HIJOS EN LA EMPRESA?
Los tres hermanos quedamos que, cuando cumpliéramos los 65 años de edad, se tenía que contemplar a la siguiente generación, prepararlos y hacer la transición.
Mis hijos tuvieron que hacer cinco carreras juntas, no tuvieron juventud. Hice que además de su carrera en México, estudiaran otra en Estados Unidos, y se prepararon para piloto aviador porque vi la necesidad, mecánico aeronáutico y piloto de carreras. Y valió la pena, hoy están viviendo como dueños de empresa y haciendo lo que les gusta.
¿CUÁL ES LA ESTRATEGIA CORRECTA PARA QUE FUNCIONE UNA EMPRESA FAMILIAR?
Ni todo el amor, ni todo el dinero y enseñarles el cómo sí, soltarles la rienda para hacerlos responsables socialmente y la primera que les digo: mátense en la negociación y honren su palabra.