En México, la venta de vehículos eléctricos se incrementó cerca de un 600% el 2022 respecto al 2021, tasa de crecimiento que pocos negocios pueden alcanzar, y eso nos lleva a la interrogante de: ¿qué ocurrirá con la red eléctrica si el número de coches eléctricos siguiera incrementándose a ese ritmo?

Difícilmente se mantendrá ese porcentaje de crecimiento, lo más probable es que a partir de este año, si bien el número de vehículos vendidos siga creciendo de forma importante, la tasa respecto al año anterior empiece a disminuir.

¿Qué impacto tendrá esto en la red eléctrica nacional? Si supusiéramos un incremento anual del 80% en las ventas de coches eléctricos hasta alcanzar una representatividad en el mercado similar a la que se tiene en Europa (14% de los coches vendidos son eléctricos), en el 2030 tendríamos en circulación arriba de 800,000 de estos vehículos, que representaría un consumo energético estimado anual de 2500 GWh (considerando un recorrido promedio de 20,000 km/año por coche), lo que representa un 0.7% del consumo energético nacional.

Podría pensarse que esta proporción no es significativa, pero es una gran cantidad de energía, que de seguir creciendo anualmente puede impactar fuertemente tanto en la infraestructura de transmisión como en la capacidad instalada de generación eléctrica.

¿Cuál es la solución? Pensando a largo plazo, es muy probable que el parque vehicular vaya migrando paulatinamente a movilidad eléctrica, por lo que la red debe estar preparada, y una solución es la incorporación de sistemas de generación fotovoltaica con energía solar.

De hecho, ya es frecuente que la gente que compra su coche eléctrico, adquiera también los paneles que produzcan la energía equivalente al consumo del vehículo. Ahora, es cierto que se trata de una generación que no es constante, y sobre la cual no se tiene un control, pues produce cuando sale el Sol, y no cuando se requiere su consumo, por lo que eventualmente será necesario un sistema de almacenamiento que compense los momentos de producción excesiva, y entregue la energía cuando haga falta.

¿Qué pasaría si ese sistema de almacenamiento no fuera estático, sino móvil? Las baterías de los coches pueden ser la solución, pero se requiere la implementación de una red eléctrica inteligente, que con tecnología de industria 4.0 pueda gestionar la carga de los vehículos, lo que requiere que el sistema eléctrico sea flexible, así como el esquema comercial detrás de él. Sobre este tema podremos hablar más en números posteriores.

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