Fue a principios de los 90 cuando el entonces gobernador del estado de Guanajuato, Carlos Medina Plascencia, visitó nuestra preparatoria para dar una conferencia sobre la situación que guardaba el estado en aquellos ayeres.
Al final de la charla se abrió un espacio para preguntas, siendo la primera de ellas: “¿qué es eso del tren interurbano?”, a lo que el Ing. Medina respondió: “es la gran cosa, el proyecto está aún en etapa temprana, pero seguramente se concretará dentro de poco…”.
Hace 30 años ya de esa anécdota, varias administraciones estatales y federales han pasado, y el proyecto no ha visto la luz. Pero, ¿por qué sería importante contar con esta alternativa de movilidad?
Desde el punto de vista de la sustentabilidad, el tren es el vehículo que menos emisiones a la atmósfera emite por persona – kilómetro según información obtenida del Instituto de Diversificación y Ahorro de Energía de España y del Factor de Emisión del Sistema Eléctrico Nacional de la SEMARNAT: 40% menos que un autobús foráneo y 75% menos que el automóvil.
De forma directa, se podría reducir considerablemente el impacto ambiental ocasionado por la movilidad interurbana, además de la reducción en el tráfico implícita, así como una reducción en tiempos de traslado y costos relacionados, tanto para el estado como para las empresas y particulares.
A inicios de el presente año el tema fue retomado desde la iniciativa privada, a pesar de que el gobernador del estado ha mencionado que el proyecto no está considerado en su planeación del sexenio. Se trata de una gran apuesta, y se estima que aproximadamente 40 mil 000 personas harían uso de este sistema de transporte diariamente, por lo que su impacto sería sumamente positivo.
Claro está, existen diversos intereses que se verían afectados, pero en lo personal, considero que los beneficios para la región serían, por mucho, mayores.