En un número anterior hablé ya sobre alternativas de sustentabilidad en eventos, desde el punto de vista de la disminución y gestión de residuos sólidos, por lo que ahora me enfocaré al tema del transporte.
Si hiciéramos un análisis completo del impacto al medio ambiente medido en toneladas equivalentes de CO2 de un evento masivo de entretenimiento, considerando el consumo de energía eléctrica, agua, combustibles, generación de residuos, etc., sin duda el factor que aportaría el mayor impacto sería el transporte, debido a que un gran número de asistentes se traslada en vehículo propio o rentado, y del conflicto vial que se tiene como consecuencia.
Un ejemplo claro que tenemos en la región es el Festival del Globo, que aglutina a más de medio millón de personas a lo largo de cuatro días, y genera un caos vial en los horarios que podríamos catalogar como estelares.
En los últimos años, se ha ofrecido un servicio de transporte rápido, económico y seguro, en el que los asistentes dejan su vehículo en un
macrolote habilitado como estacionamiento, del cual salen camiones urbanos constantemente por carril exclusivo hasta la puerta del Parque Metropolitano.
Quienes han probado esta opción han quedado sumamente satisfechos y han ayudado a disminuir la densidad de vehículos en la zona cercana al evento.
Otro intento que ha sido menos exitoso, pero que en lo personal me pareció muy bueno, fue en el Festival Internacional Cervantino, donde los fines de semana se habilitó un lote, al que llamaron “Estacionamiento Diego Rivera”, a las afueras de la ciudad con servicio de transporte constante hacia la zona centro de la ciudad. De este modo se evita la búsqueda por un sitio seguro donde dejar el coche, y el gasto que esto implica.
Con alternativas similares a las dos expuestas, se puede enriquecer la experiencia del visitante, disminuir el tiempo de traslado y reducir considerablemente el impacto ambiental del evento.