Empoderamiento y desarrollo de un plan
El arte de contar historias es tan antiguo como la humanidad misma, condicionada a cambiar y mejorar con el fin de evolucionar. Contar una buena historia tiene el poder de generar emociones.
Hay historias que hacen reír y llorar, aparecer a nuestro alrededor, ya sea a través de las pantallas o de nuestra vida diaria. Son estas historias las que incluso nos distinguen de otras especies. Y en este momento tal vez estarás pensando qué tiene que ver contar historias con un proyecto de negocios, y la respuesta es: todo.
Cuando un proyecto nace, tenemos que hablar de números, estadísticas, fechas de entrega y cronogramas… Suena aburrido, ¿no? Es justo aquí en donde nace el poder de la narración. Las historias se involucran en un nivel muy personal y emocional. Convertir nuestro proyecto en una historia dará como resultado discusiones interesantes.
Las historias hablan de personas y cosas específicas, no de números y líneas de tiempo. En un proyecto las personas y las tareas deben formar parte de la misma narrativa. Cada tarea individual es parte de un todo y el trabajo de cada persona tiene efecto en el resultado final.
Pero, ¿cómo gestionar exitosamente mi proyecto a través de una historia? Muy sencillo:
1. El inicio del viaje
En esta fase es donde el emprendedor debe perder el miedo a lo desconocido, es decir “definir un concepto”. Usa la imaginación y escribe la historia con detalles y personajes. Identifica a los protagonistas, héroes, villanos y seguidores. Exponer al proyecto a manera de historia puede ayudar a encontrar soluciones a problemas de manera dinámica. Además de que puedes ganar habilidades narrativas que a corto plazo pueden convertirse en una poderosa ventaja competitiva.
2. Fase de prueba y error
Esta etapa puede ser toda una montaña rusa de emociones. Los planes podrán funcionar, o no funcionarán de ninguna manera. El logro de metas
iniciales puede tardar más de lo proyectado o las personas involucradas actuarán de maneras inesperadas, eso también es parte de la historia. Es justo en esta fase en la que el emprendedor protagonista debe resistir las pruebas, adaptarse a los desafíos y aprender a crecer de los fracasos.
3… ¿colorín colorado?
Cuando la etapa de pruebas finaliza y el producto o servicio llega a un punto de equilibrio, o se posiciona, el protagonista de la historia no puede abandonar su papel, al contrario, debe seguir escribiendo una historia en la que su producto o servicio pueda seguir vivo en un entorno cambiante y lleno de amenazas.
Contar con proyecciones, cuentas organizadas y estrategias de crecimiento son factores básicos para el mantenimiento de un proyecto a largo plazo. Teniendo el control de estos últimos, es donde los protagonistas de cada proyecto pueden pensar en “vivir felices para siempre”, al menos hasta que una nueva aventura inicie.