En el mundo corporativo, nos interrelacionamos con otras personas para poder desarrollar nuestras actividades. De estas relaciones dependen los resultados y el éxito de nuestras acciones. Por lo tanto, la inteligencia emocional se constituye como una competencia primordial que tendrá un impacto directo en nuestro desempeño como profesionales.

A pesar de la importancia de la inteligencia emocional, actualmente no hay un gran número de profesionales que la tengan desarrollada en un alto nivel. Esto podría deberse a que generalmente solo se brinda prioridad al desarrollo de la inteligencia cognitiva como herramienta clave para el éxito.

No obstante, aunque la inteligencia cognitiva influirá en nuestro nivel de conocimientos, la inteligencia emocional establecerá como nos conduciremos, y por ende cuáles serán nuestros resultados. Por ello, es de vital importancia empezar a cultivar en los profesionales del mundo de hoy el interés por desarrollar esta competencia como una herramienta que contribuirá directamente a su éxito profesional.

Podríamos definir a la inteligencia emocional como la capacidad que tenemos las personas para comprender y controlar nuestras emociones, modificar nuestros procesos de pensamiento y adaptar nuestras conductas. Es importante considerar que es posible desarrollar nuestra inteligencia emocional a través del tiempo, pero para lograrlo, se requiere de una verdadera toma de conciencia, un plan de acción concreto, mucho esfuerzo y gran dedicación.

Dentro de los componentes de la inteligencia emocional tenemos a las aptitudes personales que establecen el dominio de uno mismo y las aptitudes sociales que influyen en la manera en la que nos interrelacionamos con los demás. Para desarrollar nuestra inteligencia emocional debemos trabajar en las siguientes aptitudes:

Autoconocimiento

Implica conocernos profundamente a nosotros mismos, sabiendo entender nuestras emociones, cualidades y defectos en cualquier contexto. Para ampliar nuestro autoconocimiento debemos trabajar en aspectos tales como nuestra misión personal y profesional, valores y principios personales, análisis FODA, entre otros.

Autocontrol

Es la capacidad que tienen las personas para regular su conducta o sus propios impulsos de una forma voluntaria. Para poder trabajar en nuestro autocontrol debemos conocer y evaluar nuestras emociones ante situaciones adversas y esforzarnos en regularlas tomando decisiones asertivas para conducirnos frente a los demás.

Motivación

Es la determinación o voluntad que impulsa a una persona a realizar determinadas acciones para alcanzar sus objetivos. Por lo tanto, la motivación como la persistencia se vuelven piezas fundamentales en el camino hacia el desarrollo de nuestra inteligencia emocional.

Habilidades sociales

Es el conjunto de pautas de comportamiento que nos sirven para mejorar nuestra manera de interrelacionarnos con los demás y adaptarnos a situaciones diversas de manera adecuada. Existen habilidades sociales simples que van desde saludar a las personas y dar las gracias hasta incluso dar cumplidos. No obstante, es necesario el desarrollo de habilidades sociales complejas como la empatía, asertividad, comunicación, escucha activa y resolución de problemas para poder interrelacionarnos efectivamente.

Empatía

Es una de las habilidades sociales más importantes y un pilar fundamental de la inteligencia emocional. Podemos definirla como la capacidad de ponernos en el lugar de las personas con las que nos interrelacionamos para comprenderlas adecuadamente, demostrando un gran respeto hacia sus emociones, lo cual contribuye a una interacción saludable, armoniosa y colaborativa con los demás.

En conclusión, podemos establecer que la inteligencia emocional es una competencia primordial para la vida, especialmente en el plano profesional. Afortunadamente esta puede desarrollarse en el tiempo con voluntad y determinación, siendo plenamente conscientes del impacto que tiene en nuestros resultados.

Es fundamental, que los profesionales de hoy en día, ante la falta de formación que tenemos sobre inteligencia emocional, tomemos acciones concretas que nos permitan trabajar en nuestras aptitudes emocionales. Finalmente, debemos considerar que no hay una fórmula rápida para empezar a conducirnos con inteligencia emocional, sino que es un trabajo de largo aliento en el cual nosotros somos los principales protagonistas.

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