El viejo proverbio africano, “Si quieres ir rápido ve sólo, si quieres llegar lejos ve acompañado”, comúnmente se asocia con la disyuntiva entre las opciones tradicionales de financiamiento para una empresa: el crédito y el capital.

El financiamiento recibido por medio de crédito está sujeto a una tasa de interés, con un plazo de vencimiento y pagos previamente establecidos, que deben cumplirse independientemente al desempeño y situación financiera de la compañía.

Por otro lado, el financiamiento recibido por medio de capital le otorga al nuevo inversionista derechos como propietario y la expectativa de tener participación sobre las ganancias futuras, compartiendo los beneficios y riesgos que implica la operación de una empresa.

Considerando que el destino de cualquier financiamiento debe estar previamente planeado y analizado, en ambas opciones el equipo de gestión debe cumplir con ciertas prácticas de Gobierno Corporativo, concretamente las relacionadas con la rendición de cuentas, la transparencia y el cumplimiento normativo-regulatorio.

Recordemos que, en el caso del financiamiento a través de crédito, aunque no hay una injerencia directa en la administración por parte del acreedor, regularmente hay obligaciones de hacer y no hacer que contemplan desde una actualización de la información financiera hasta limitar decisiones importantes.

Principales Características
Crédito o Deuda Capital o Equity
Es recomendable financiar oportunidades de inversión que tengan un retorno alineado con plazo y forma de repago del crédito. Posibilidad de financiar oportunidades que implican un mayor riesgo y retorno de largo plazo.
No implica una dilución accionaria, pero comúnmente conlleva a colateralizar la deuda con garantías de diferente índole. El inversionista asume en su proporción accionaria todos los riesgos y beneficios de la empresa.
Es necesario planear y asegurar niveles de liquidez necesarios para el pago de interés y capital.

Aumenta el nivel de punto de equilibrio.

La distribución de dividendos esta supeditada a la obtención de beneficios y liquidez necesaria.
Provee un escudo fiscal, ya que los intereses son deducibles. Robustecimiento del Gobierno Corporativo corporativas y beneficio directo la red de contactos del nuevo inversionista.
En caso de bancarrota, su exigibilidad le da preferencia por encima del capital. En caso de bancarrota, su exigibilidad es residual una vez cubiertas todas las obligaciones a cargo de la empresa.

El costo de capital, que a su vez corresponde al rendimiento esperado por el inversionista, siempre será mayor al costo financiero de un crédito, pero la elección adecuada del nuevo socio deberá traer competencias y contactos que aceleraren los cambios organizacionales necesarios para un alto desempeño.

Tampoco perdamos de vista que el abuso de la deuda afecta la rentabilidad, el valor de compañía y la resiliencia ante choques externos. Ya que a mayor a proporción de deuda se incrementa de manera progresiva la posibilidad de incumplimiento de pago, aumentando la tasa de interés que demandará el acreedor para compensar ese riesgo.

¿Cuál me conviene más?  Depende de la situación financiera de tu empresa, los planes de expansión y el tipo de activos en los que se invertirán los recursos. Como regla básica es recomendable agotar el uso de recursos propios, así como el techo financiero con instituciones financieras antes de

sumar a un nuevo inversionista, pues es más conveniente alcanzar un mayor valor de empresa, que minimice en proporción la dilución accionaria al momento de levantar capital.

Así que, con base en lo anterior, en mi opinión, estas alternativas más que ser mutuamente excluyentes, son complementarias y la adecuada conjugación de ambas puede llevarte más lejos, más rápido y más seguro.

Por Eduardo Barajas

Socio Director de FOMENTAMOS® | Cofundador y Socio Director de IKTEA Capital®

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