El conocimiento, análisis y participación activa garantiza derechos y mejora leyes
Progreso, según la Real Academia Española, significa “la acción de ir hacia adelante, avance, adelanto, perfeccionamiento, desarrollo, crecimiento, auge o ascenso”. Por su parte, para algunos autores en el ámbito jurídico internacional, significa aquel que se construye a través de herramientas o técnicas argumentativas. Sin embargo, en este artículo encontrarás ideas más relacionadas a valores y tendencias positivas.
Comencemos por mencionar que el derecho al desarrollo es un derecho humano inalienable, es decir, en términos generales no puede ser negado, que permite a las personas y a los pueblos participar en un desarrollo económico, social, cultural y político.
Es así que estamos hablando del progreso jurídico en el cual no solo están involucrados:
- Legisladores y operadores jurídicos públicos. Funcionarios del gobierno, incluyendo los tres poderes.
- Operadores jurídicos privados. Abogados particulares postulantes o litigantes, abogados corporativos, notarios y cualquier otro actor relacionado con algún trámite.

Para que se logre vivir un progreso jurídico en beneficio de la sociedad, es indispensable que todos conozcamos básicamente las leyes que regulan nuestro actuar día a día. Con ello podemos entender por qué y para qué fueron creadas, aportando positivamente a su cumplimiento o a su señalamiento con base en criterios objetivos que abonen para su constante mejora.
Es por ello que hay reglas que son diferentes en diversas poblaciones por las características propias de cada localidad. Me refiero a que el progreso jurídico podrá generarse en los casos en que el ser humano, antes de llegar a exigir se le haga justicia a través de los tribunales:
Primero. Analiza la situación en conjunto con un asesor especializado en la materia de referencia, evitando acudir con la intención de comprar un juicio, sin entender de fondo lo que se puede estar vendiendo. Dicha asesoría, recomiendo se tome con segundas o terceras opiniones, al igual que se sugiere para un diagnóstico médico.
Segundo. Una vez comprendidos los alcances, consecuencias y escenarios probables, recomiendo hacer un análisis profundo donde se quede lo más claro posible los tiempos, costos, conceptos puntuales de gastos, por mencionar algunos.
Tercero. Conocer claramente y como mínimo, en caso de elegir la opción de comprar un juicio que, dicho sea de paso, probablemente no sea la única opción viable:
- ¿Qué pasaría si no se gana el juicio?
- ¿Cuál es el porcentaje de riesgo de recibir demanda?
- Datos para tener acceso completo al expediente.
- Forma de obtener la sentencia escrita o en video, ya que, cuando compramos algo, generalmente se nos entrega un ticket o factura. Por tanto, la sentencia hace las veces de factura para el servicio que se ha contratado y pagado.

Con el simple hecho de involucrarnos desde un principio mediante estos sencillos pasos, con toda seguridad habremos transitado en una evolución y cambio de paradigma de lo que hasta ese día conocíamos como “derecho”, “legal” o “progreso jurídico”, ajeno a nuestra esfera de conocimiento.
Así se habrá avanzado siendo personajes activos de la defensa de nuestros derechos, que no pueden ser negados, participando en el desarrollo económico, social, cultural y político; más no solo argumentando que fuimos víctimas del sistema o de sus operadores con la base débil de nuestro desconocimiento.