En estos días podemos preguntar a cualquier joven de entre 20 y 30 años si alguna vez ha considerado fundar una empresa, o lo más probable es que ya haya comenzado una. Si no, es casi seguro que conoce a alguien que ya lo haya hecho.

Existen ejemplos muy claros de emprendimiento de jóvenes que a lo largo de la historia nos han inspirado, uno de ellos es el famoso caso de Bill Hewlett y David Packard que comenzaron a trabajar en lo que es ahora la cochera más famosa del mundo.

Sin lugar a duda y analizando las estadísticas de empresas que nacen año con año, cada vez más jóvenes tienen el espíritu emprendedor en la mente. Sin embargo, cuando tratamos de encontrar modelos a seguir o con los que nos podamos identificar, siempre tenemos que poner los ojos en el extranjero, o en modelos de emprendimiento fuera de nuestro alcance.

En estudios recientes realizados en diversas partes del mundo, más de las tres cuartas partes de la generación de entre 18 y 30 años no pudo nombrar a un solo emprendedor cuyos valores se alinearan con los suyos. Esto claramente muestra el problema con la forma en que percibimos el espíritu empresarial hoy.

Nos bombardean con una imagen particular de emprendimiento que solo abarca una experiencia en específico. Como resultado, muchos abandonan la idea de emprender por el simple hecho de no verse representados a sí mismos ni a sus experiencias.

El problema con los emprendedores que empezaron en otra época no es que sus logros no sean admirables. El problema es la versión estática y obsoleta del espíritu empresarial que representan.

Rodearse de personas que han tratado de construir algo nuevo e importante, incluyendo a las personas que no lo han logrado, eleva el deseo que rodea la búsqueda del espíritu empresarial, al mismo tiempo que lo hace más alcanzable y accesible.

El impulsor más fuerte de la innovación empresarial es la creencia de que realmente importa lo que las personas hacen con sus vidas. La próxima ola de jóvenes empresarios impulsará una economía cada vez más globalizada, es por eso que es esencial alentar a la próxima generación de emprendedores y motivar sus esfuerzos por construir las empresas de impacto global del mañana.

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