El viaje de un emprendedor se desarrolla en tres fases distintas, dependientes y, sin embargo, completamente separadas.

Si bien es importante comenzar soñando sin restricciones, las lluvias de ideas ilimitadas deben ir seguidas de un análisis despiadado. La apuesta por una idea funcionará si, y solo si se somete a un arduo proceso de crítica integral.

Dentro de los vastos e infinitos consejos que podemos encontrar en el proceso de emprender, han surgido estos puntos que se convertirán en una suerte de “guía de bolsillo” a la hora de echar a andar nuestras ideas al mundo:

1. Creativos / Curiosos Como emprendedor, tu trabajo es imaginar lo que aún no se ha concebido. Cuanto más descabellada sea la idea, más innovadora, diferenciada y competitiva será tu presencia en el mercado. Para llegar a este punto es necesario pensar sin limitaciones.

Lo más importante es que no te conviertas en tu peor verdugo. Este es el momento de eliminar las limitaciones, y expresiones como “no”, “eso no funcionará”, “seamos realistas” o “eso no tiene sentido” de tu vocabulario.

2. Críticos consumados Ahora es el momento de dejar de soñar y empezar a criticar. En la fase creativa, la ingenuidad era algo bueno; durante la fase de la crítica, debemos usar filtros para protegernos de esa ingenuidad. Los emprendedores se enamoran tanto de sus ideas que a veces las ven con gafas de color rosa.

Sin embargo, la idea no tendrá ninguna posibilidad en el mercado a menos que la sometamos a un escrutinio despiadado. Si juegas al abogado del diablo y haces todos los agujeros que puedas en tu propio concepto, tienes la oportunidad deconstruir soluciones a tus desafíos antes de enfrentarlos.

3. Convicción y compromiso Después de atravesar el fuego de la etapa de desarrollo, si sales convencido de que tu idea aún tiene razón, es hora de iniciar el camino y asegurarse de que nada te detenga.

Como emprendedor, tratarán de sacarte del camino más de una vez; la determinación y el hambre te ayudarán a volver. No dejes que los contratiempos te detengan; en cambio, aprovecha esos fracasos como fuente de aprendizaje y fuerza renovada.

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