Si bien es importante comenzar soñando sin restricciones, las lluvias de ideas ilimitadas deben ir seguidas de un análisis despiadado. La apuesta por una idea funcionará si, y solo si se somete a un arduo proceso de crítica integral.
Dentro de los vastos e infinitos consejos que podemos encontrar en el proceso de emprender, han surgido estos puntos que se convertirán en una suerte de “guía de bolsillo” a la hora de echar a andar nuestras ideas al mundo:
1. Creativos / Curiosos Como emprendedor, tu trabajo es imaginar lo que aún no se ha concebido. Cuanto más descabellada sea la idea, más innovadora, diferenciada y competitiva será tu presencia en el mercado. Para llegar a este punto es necesario pensar sin limitaciones.
Lo más importante es que no te conviertas en tu peor verdugo. Este es el momento de eliminar las limitaciones, y expresiones como “no”, “eso no funcionará”, “seamos realistas” o “eso no tiene sentido” de tu vocabulario.
2. Críticos consumados Ahora es el momento de dejar de soñar y empezar a criticar. En la fase creativa, la ingenuidad era algo bueno; durante la fase de la crítica, debemos usar filtros para protegernos de esa ingenuidad. Los emprendedores se enamoran tanto de sus ideas que a veces las ven con gafas de color rosa.
Sin embargo, la idea no tendrá ninguna posibilidad en el mercado a menos que la sometamos a un escrutinio despiadado. Si juegas al abogado del diablo y haces todos los agujeros que puedas en tu propio concepto, tienes la oportunidad deconstruir soluciones a tus desafíos antes de enfrentarlos.
3. Convicción y compromiso Después de atravesar el fuego de la etapa de desarrollo, si sales convencido de que tu idea aún tiene razón, es hora de iniciar el camino y asegurarse de que nada te detenga.
Como emprendedor, tratarán de sacarte del camino más de una vez; la determinación y el hambre te ayudarán a volver. No dejes que los contratiempos te detengan; en cambio, aprovecha esos fracasos como fuente de aprendizaje y fuerza renovada.