Pareciera que el 2023 trae consigo la calma después de la tormenta que significó para la humanidad los años pasados, pero… ¿realmente es así? ¿Cuáles son las secuelas invisibles que aún en este nuevo inicio siguen afectando a toda la población?

La pandemia expuso heridas en el tejido social, que, si bien todos conocíamos, nadie estaba dispuesto a reconocer el daño que estas representan. Una de ellas es, sin duda, la toxicidad en los espacios de trabajo. Los estragos que ha dejado la ahora conocida “pandemia invisible” han dejado a su paso una de las peores crisis de salud mental que se hayan visto en los últimos años.

Uno de los highlights más importantes de todo esto, es que la pandemia provocó un ajuste de cuentas entre muchos trabajadores que ya no sienten que sacrificar su salud, familia y comunidades por el trabajo es una compensación aceptable. Nuestros lugares de trabajo pueden tener más impacto en nuestra salud que cualquier otro aspecto de nuestras vidas.

Es muy simple saber si nuestro espacio de trabajo es tóxico, para ello, solo se necesita hacer una evaluación de 5 aspectos:

  • Faltas de respeto
  • Falta de inclusión
  • Falta de ética
  • Abusos
  • Delitos

En las culturas de trabajo tóxicas estos comportamientos son tolerados, y muchas veces recompensados. Sin embargo, el simple hecho de eliminarlos de los espacios de trabajo no es suficiente para acabar con el problema. Esto tiene sus raíces de la premisa psicológica de “el bienestar es más que la ausencia de malestar”.

Se piensa que un espacio de trabajo no tóxico es aquel que no daña activamente a sus empleados, pero tampoco promueve activamente su bienestar. Estos lugares de trabajo son el caldo de cultivo perfecto para la autocomplacencia y el abandono silencioso, mejor conocido como “quiet quitting”.

Los líderes tienen un impacto importante en la cultura. Definitivamente el liderazgo tóxico es el factor más poderoso para definir un espacio de trabajo tóxico.

En otras palabras, el trabajo que nos da energía puede ser la base de una vida próspera. ¿Cuáles son los factores que los líderes deben cuidar para mantener espacios de trabajo prósperos?

  1. Contribución: haz saber a tus colaboradores cómo es que su trabajo agrega valor al equipo y por qué es importante lo que hacen todos los días.
  2. Comunidad: crea oportunidades para que los colaboradores se sientan cuidados, conectados, respetados e incluidos en una comunidad de valores compartidos y relaciones auténticas.
  3. Desafíos: ayuda a los colaboradores a alcanzar su máximo potencial al delegar tareas desafiantes que reten sus capacidades y les permitan crecer.

Empecemos a desarrollar estilos de liderazgo positivos, que aporten y ayuden a construir culturas de trabajo y espacios seguros en los que los colaboradores puedan sentirse parte activa y funcional sin tener que poner en una balanza su salud física y emocional. Solo cuando nombramos las cosas podemos trabajarlas, corregirlas, implementarlas y perfeccionarlas, siempre con el fin de beneficiar al equipo y la cultura en general.

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