Una realidad innovadora
Desde mi perspectiva como banquero privado, he tenido la fortuna de observar muy de cerca los movimientos del capital, las decisiones de los hombres y las mujeres de negocios, así como las dinámicas que han ido moldeando el panorama económico de nuestra región. Y en los últimos años, una tendencia ha captado particularmente mi atención: el papel protagónico que las mujeres están tomando como líderes políticas, empresariales y emprendedoras en Guanajuato.
Lo anterior dicho, cabe mencionar no se trata de una moda ni de una cuota cumplida: es una realidad transformadora. Las mujeres están generando riqueza, empleo y valor agregado en sectores clave como el comercio, la manufactura, la moda, la tecnología y los servicios financieros. No por nada me ha tocado conocer distintas clientes que van desde una exitosa doctora, empresaria del gremio de tenería, exportadora de hortalizas, desarrolladora inmobiliaria, científica convertida en emprendedora, hasta una empresaria exitosa fundadora de un modelo de negocio multinivel en el ramo farmacéutico. Pero más allá de los sectores, lo verdaderamente valioso es la manera en que están liderando: con una visión más conciliadora, propositiva, colaborativa, resiliente y enfocada en la sostenibilidad a largo plazo.
Como financiero y docente universitario, hay algo que no puedo dejar de subrayar: los proyectos liderados por mujeres tienden a tener una visión más prudente del riesgo, una mayor claridad en sus objetivos financieros y, en muchos casos, una ejecución más disciplinada. Esto no es un prejuicio positivo, es una observación basada en datos y experiencia directa. En mi día a día, veo cómo cada vez más mujeres emprendedoras buscan asesoría para escalar sus negocios, estructurar sus finanzas y atraer inversión con una claridad admirable a través de las iniciativas que pone al alcance Gobierno del Estado.
En León, hay casos inspiradores que valdría la pena estudiar con lupa —mujeres que han construido marcas desde cero, exportan productos de alto valor, o lideran firmas con cientos de empleados—. Lo interesante no es solo el crecimiento económico que generan, sino cómo ese crecimiento se reinvierte en la comunidad, en otras mujeres y en nuevas ideas, o incluso quienes son hijas adoptivas, ya que provienen de otros estados o municipios y han impulsado al mercado local.
No obstante, aún queda camino por recorrer. Uno de los retos que identifico es el acceso a financiamiento formal. Muchas emprendedoras aún se enfrentan a barreras culturales y estructurales que les dificultan presentar sus proyectos ante inversionistas o instituciones financieras. Aquí es donde el ecosistema debe evolucionar: se deben generar más espacios de inversión con perspectiva de género, hay que fomentar la educación financiera desde etapas tempranas, y apoyar modelos de mentoría que conecten a mujeres con experiencia con nuevas emprendedoras.
Mi invitación es clara: pongan atención a las mujeres líderes. No solo por justicia social o responsabilidad corporativa, sino por visión de negocios. Apostar por mujeres en acción no es un acto de altruismo, es una estrategia inteligente, además de posicionarnos hacia una cultura empresarial con mayor enfoque a un capitalismo social, donde no solo se vea como una especie de beneficencia, sino de apuesta, equilibrio e innovación.
En finanzas, los retornos se construyen con visión y disciplina. Y hoy, muchas de las mujeres que están liderando en León y Guanajuato nos están dando una lección de ambas cosas.