Nos encontramos en medio de un periodo de transición mundial provocado, en principio, por un fenómeno de salud que está repercutiendo no solo en los ámbitos económicos, comerciales y sociales, sino también en otros como la sustentabilidad: el Covid-19.

Las medidas que se han aplicado alrededor del mundo para poder contener la expansión del virus, nos han hecho testigos de diversas manifestaciones que muestran cómo los ecosistemas, al contar con una menor intensidad de explotación por parte de las actividades del ser humano, van recobrando vida.

Este nuevo panorama que estamos viviendo nos debe llevar a cuestionar cómo debemos actuar una vez que se logre regularizar esta situación. En el caso de la construcción de vivienda en nuestro país, es necesario evaluar y cuantificar su huella ecológica, para poder realizar acciones que logren su disminución.

De acuerdo con datos de la Secretaría de Energía, el 14.4% del consumo energético en el país se da en el sector doméstico (2018), así como el 19% del consumo de electricidad (2017), y si bien este factor depende en buena medida de los hábitos y costumbres de cada familia, también tienen un impacto importante las condiciones generadas por el diseño del inmueble y de su entorno.

Aspectos como su orientación, materiales, iluminación natural, aislamiento térmico, por mencionar algunos, así como el consumo de agua y su posterior utilización se ven impactados por ambos factores: el diseño y su uso cotidiano.

Por lo expuesto anteriormente, los desarrolladores de vivienda en fraccionamientos tienen una gran responsabilidad, pues un correcto diseño tanto de las viviendas en lo individual como del conjunto habitacional, permitirá que si se combina con un uso adecuado por parte del usuario, el proyecto en lo global aportará con una baja demanda de recursos (agua y energía principalmente), así como el respeto al ecosistema local al utilizar vegetación nativa en el diseño de paisaje y que no requiera agua en exceso para subsistir.

Ahora bien, enfocándonos al urbanismo, se debe tomar en cuenta que el conjunto habitacional no quede aislado de la ciudad, sino que cuente con acceso a los servicios básicos como transporte público, educación, salud, suministro de alimentos, comercio, entre otros, de manera que el residente

no esté obligado a trasladarse forzosamente en automóvil a cualquier destino (de acuerdo a la SENER, el 46% de la energía del país se consume en transporte).

La incorporación de tecnologías como sistemas de captación pluvial para riego de jardines, dispositivos ahorradores de agua, sistemas fotovoltaicos para generar energía eléctrica, calentadores solares, así como iluminación eficiente, ha tenido un auge muy importante los últimos años, siendo pieza clave para que el diseño de un desarrollo de vivienda vaya más allá de ser atractivo visualmente, sino que en un mediano y largo plazo abone con un uso racional los recursos naturales.

Datos

Sistema de Información Energética (SIE). Recuperado de sie.energia.gob.mx

Comparte: