Lo que comenzó como experimento social, hoy es una tendencia. Se trata de la nueva ola de influencers virtuales creados como avatares de realidad aumentada. Agencias de publicidad y marcas han desarrollado a estos personajes para lograr comunidades virtuales que después pueden ser capitalizadas en plataformas como Instagram, Twitter o Facebook.

Entre los influencers virtuales más famosos, destaca Lil Miquela, que se identifica como un robot de 19 años que vive en Los Ángeles. Este personaje ficticio, que alcanza los 3 millones de seguidores en Instagram, generó controversia en la nueva campaña de Calvin Klein al besar a la modelo Bella Hadid. Según HypeAuditor, sus ganancias están calculadas entre 5 y 9 mil dólares por foto, y para 2020 superó los 11.7 millones de dólares, trabajando para Netflix, Spotify, Mini Copper, Samsung y Givenchy, entre otras marcas.

En México, existe Mar.ia, una influencer de más de 100 mil seguidores, creada por Freelancer Studio en 2020, que además de colaborar con marcas busca generar un cambio social, impulsando temas de responsabilidad social, así como su apoyo a la comunidad LGBT+ y su comunicación sobre el colectivo de mujeres.

Aunque la industria aún cuestiona la ética de crear este tipo de perfiles, la realidad es que varias marcas ya están integrando a sus campañas de marketing colaboraciones con influencers virtuales y estos son algunos de los beneficios:

Generan mayor engagement

El engagment es la métrica que mide el nivel de interacción en las cuentas de redes sociales, y la más utilizada en contratación de estas estrategias. Los influencers virtuales cuentan con un equipo de personas trabajando por realizar el mejor contenido, identificando tendencias, logrando alianzas y sobre todo mejorando sus niveles de interacción en todo momento gracias a algortimos de inteligencia artificial. Según SproutSocial, los niveles de engagement superan 3 veces el de una cuenta tradicional.

Permiten a las marcas innovar

En el mundo ya existen marcas creando sus propios influencers virtuales. Tal es el caso de KFC, que basado en la imagen del Coronel Sanders, ha recreado un personaje para las futuras generaciones. En Corea, Lotte Home creó a Lucy, una influencer que modela la ropa de la marca, con más de 78 mil seguidores. Además, sus creadores ven beneficios en que siempre tendrá 29 años y que podrá realizar sus campañas desde cualquier parte del mundo, con ayuda de inteligencia artificial. Algo que sería imposible lograr con un contrato de modelo o celebridad, por el costo tan alto de viáticos y uso de imagen.

Personalización en el mercado

Con toda la información que se obtiene de redes sociales, algunas agencias o marcas están buscando crear influencers virtuales que respondan a un nicho o tendencia específica de negocio. Con la tecnología todo es posible: muy pronto veremos perfiles como Rozy de Sidus Studio X, lanzar su propia marca de cosméticos, una colección de NFTs y realizar un concierto virtual para sus seguidores. Según el más reciente estudio de The Influencer Marketing Factory, en Estados Unidos, demuestra que el 75% de los usuarios de redes sociales de entre 18 y 24 años siguen al menos a un influencer virtual, mientras que el 67% lo hacen en el rango de edad de 25 a 34 años.

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