Las características de las organizaciones que dan el salto a la excelencia

Según el INEGI, hacia finales del 2021 cerca de 1.6 millones de negocios quebraron en México. De los más impactantes seguro conoces a Best Buy, Aeroméxico, Sin Delantal, Cinemex o Interjet.

Por otro lado, tenemos a Kimberly-Clark, Procter & Gamble y Philip Morris, que han logrado una rentabilidad acumulada de sus acciones 6.9 veces superior al mercado durante los últimos tiempos. Entonces, ¿qué hace la diferencia entre el éxito y el fracaso?

Según Larry Collins, un reconocido consultor de negocios en Estados Unidos, hay ciertos factores críticos que determinan la viabilidad y crecimiento sostenido de las empresas a lo largo del tiempo. En su libro “Empresas que sobresalen”, él y su equipo realizaron un estudio exhaustivo de múltiples empresas para encontrar los ingredientes que hacen la diferencia:

  • Liderazgo nivel 5. Esto es que las cabezas de empresa muestren humildad con una determinación férrea para convertir a sus empresas en casos extraordinarios. Una característica fundamental de estos líderes fue la ambición y la preocupación por el éxito de la compañía en lugar del enriquecimiento propio y el renombre personal.
  • Primero quién, y luego qué. El estudio arrojó que las empresas excelentes escogieron primero a sus líderes y después definieron el rumbo. Es más fácil cambiar de rumbo si se cuenta con la gente correcta que lo contrario.
  • Hacer frente a las adversidades y nunca perder la fe. Siempre decir la verdad sin tapujos y accionar en consecuencia. Tener una compañía que busca premiar la honestidad y no esconder las oportunidades es fundamental para crear una cultura enfocada a la excelencia.
  • Claridad en el concepto principal de empresa. Se obtiene al lograr una comprensión clara de tres círculos que nos ayuden a enfocarnos: en lo que podemos ser los mejores, lo que realmente genera ganancias y hacer lo que más nos apasiona.
  • Una cultura de disciplina. Lo importante es conseguir personas que hagan un razonamiento riguroso para que luego emprendan acciones disciplinadas en torno a un concepto central relacionado con el valor que genera la organización.
  • Utilizar la tecnología como un habilitador y no como restricción. Cuando se utiliza bien, la tecnología se convierte en un impulso acelerador, y las tecnologías relevantes solo pueden ser aquellas que están relacionadas directamente con los tres círculos que se interseccionan en el concepto principal.
  • El disco y la espiral de declive. Por dramático que fuera el resultado final, las transformaciones nunca se produjeron de la noche a la mañana. Nunca hubo una sola acción decisiva, ningún programa especial, ninguna innovación fascinante y ninguna resolución violenta.

    Las compañías que dieron el salto lo hicieron mediante un proceso acumulativo —paso a paso, acción a acción, vuelta a vuelta del disco— que ha ido abonando a resultados sostenidos y eventualmente espectaculares.

    Creo que con estas consideraciones puedes evaluar si la empresa que lideras o colaboras está lista para girar el disco y lograr resultados extraordinarios con el impulso adecuado de las cabezas que las dirigen.

Basado en el libro:
Collins. Empresas que sobresalen. Ediciones Deusto.

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