La empresa familiar se compone de dos áreas con intereses “contrapuestos” dependiendo del lente con el cual se observen: el empresarial y el familiar. Sin embargo, el papel de la mujer al frente de la empresa familiar durante mucho tiempo se observaba como relegada a asignaciones afectivas encerradas en la familia, el cuidado del otro y del mantenimiento de valores.

A diferencia de la lectura masculina donde le pertenece lo racional, el saber y el conocimiento, pese a ello, la mujer contemporánea ha escalado a ciertos espacios sociales, políticos y empresariales.

Los ámbitos empresarial y familiar en torno a la mujer frente a empresas familiares hoy día, se han transformado de manera tal, que significan en la mayoría de las situaciones, en crecimiento acelerado de las pymes principalmente, mismas que al contar con las habilidades administrativas preponderantes de la mujer, las cuales contribuyen al aceleramiento y organización de las empresas familiares.

Entonces, analizando dichos intereses contrapuestos, en ocasiones, lleva a provocar conflictos o grandes dilemas, en los que la mujer, en su interés de desarrollo y unión familiar, es factor relevante para la prevención y solución de estos:

  • Priorizar entre la rentabilidad o la familia.
  • Calidad de vida o la cantidad de horas dedicadas a la empresa.
  • Remunerar exactamente igual a todos los familiares o en función de las responsabilidades o resultados, con base en el establecimiento de los órganos de gobierno y la asesoría legal correcta. En este punto es importante destacar que es opción evitar que los abogados y contadores no pertenezcan al núcleo familiar.
  • No evitar conflictos, ya que como siempre comentamos, los conflictos son parte de la vida y en toda crisis existe una oportunidad. El conflicto no habría de observarse como negativo.

Situaciones como las anteriores son parte del día a día de las empresas familiares, que generan un alto impacto emocional y niveles de estrés que repercuten negativamente tanto en la familia como en la empresa. 

Estas situaciones son inevitables y es por ello que deben ser abordadas, “dialogadas” y acordadas, por tanto, la mujer juega un papel relevante en el diálogo al interior de la familia y de la empresa familiar en pro del desarrollo y crecimiento de la sociedad.

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