Proyectando el mañana: los beneficios de las energías limpias

La energía limpia, en mi opinión, constituye el principal pilar para enfrentar la crisis climática actual y construir economías más resilientes. Fuentes de energía como la solar, eólica o hidráulica sostenible permiten generar electricidad sin depender de combustibles fósiles, lo que reduce drásticamente la emisión de gases de efecto invernadero y contaminantes, mejorando, de esta manera, la calidad del aire y la salud pública.

Además, muchas tecnologías limpias presentan un consumo menos agua significativamente menor que las termoeléctricas convencionales y pueden diseñarse para minimizar impactos sobre la biodiversidad, protegiendo tanto ecosistemas como especies, fomentando un desarrollo sostenible más equilibrado con el entorno.

Existen múltiples beneficios de las energías limpias

Existen múltiples beneficios de las energías limpias, como:

  • Disminución de la dependencia energética y mayor seguridad en los suministros.

  • Creación de empleo verdes y locales para instalación, operación y mantenimiento.

  • Costos de electricidad estables al no depender del precio del combustible.

  • Mayor resiliencia gracias a las redes inteligentes de almacenamiento y microrredes que mantienen servicios críticos durante emergencias.

  • Mayor distribución en la generación de energía, por ejemplo, las celdas solares empoderan a comunidades y reduce pérdidas de transmisión.

No obstante, existen desafíos. La intermitencia de sol y el viento exigen sistemas de almacenamiento, así como una modernización de redes para gestionar flexibilidad y demanda. También, la extracción de minerales críticos debe cumplir estándares sociales y ambientales, al igual que es necesario impulsar la economía circular, reutilización y reciclaje de paneles, palas eólicas y baterías.

Impulsar la energía limpia no es solo una opción tecnológica; es una estrategia integral para cuidar el planeta.

Por otro lado, la planificación territorial, con participación comunitaria y evaluaciones ambientales robustas, es clave para evitar conflictos y proteger ecosistemas. Otros aspectos esenciales incluyen la eficiencia energética —el “primer combustible”—, la electrificación del transporte, la climatización con bombas de calor, y el uso de hidrógeno verde en industrias difíciles de descarbonizar.

Finalmente, es importante la creación de políticas coherentes (marcos regulatorios estables, subastas transparentes, precios al carbono, financiamiento climático) y una transición justa, con capacitación laboral, que garanticen la distribución equitativa de los beneficios.

Por esto y mucho más, impulsar la energía limpia no es solo una opción tecnológica; es una estrategia integral para cuidar el planeta, fortalecer economías y mejorar la calidad de vida presente y futura.

Por Edith Sánchez Reyes | Miembro de la AMEXME Capítulo León

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