El obtener altas calificaciones no te hace más feliz

Es claro que aprender cosas nuevas debe ser un motivador importante para todos, pero ¿qué impide que esta actividad además de ayudarte a mejorar también te sirva para sentirte más feliz?

El primer gran error que cometemos es centrarnos en la evaluación. Resulta que centrarse en las notas nos roba la motivación profunda que tenemos por aprender cosas nuevas. Cuanto más te obsesiones con esa puntuación, te estás apartando del placer de aprender.

Este enfoque centrado en el desempeño también puede dañar una actitud conocida como la “mentalidad de crecimiento”. Según Carol Dweck investigadora de Stanford, es la creencia que tu inteligencia y habilidades pueden incrementarse con trabajo y dedicación, dado que no están preestablecidos. Mientras que la otra postura, “mentalidad fija”, establece tus capacidades como elementos con los que cuentas desde que naces y no pueden incrementarse.

Entonces, ¿puede tu tipo de mentalidad afectar tu desempeño en momentos difíciles? Para responder veamos la comparación entre ellos:

Mentalidad fija

Mentalidad de crecimiento

1. Se enfocan primordialmente en los resultados y desempeño. 1. Se enfocan en qué tanto aprendieron y no tanto en el resultado.
2. El buen desempeño es algo natural y esperado. 2. El buen desempeño implica trabajar arduamente.
3. Pensamiento: “Si tengo que esforzarme, entonces no soy listo”. 3. El trabajo arduo es bueno y es así como mejoro a lo largo del tiempo.
4. Si me tengo que esforzar entonces es una mala señal de que no soy tan bueno. 4. Si me tengo que esforzar es una buena señal.
5. Tiende a esconder deficiencias y defectos (me da pena o frustra decir que no soy tan bueno). 5. Las deficiencias y errores son un conducto para mejorar y me motivan a enfocarme.
6. Se enfocan primordialmente en los resultados y desempeño. 6. Se enfocan en qué tanto aprendieron y no tanto en el resultado.
7. El buen desempeño es algo natural y esperado. 7. El buen desempeño implica trabajar arduamente.
8. Pensamiento: “Si tengo que esforzarme, entonces no soy listo”. 8. El trabajo arduo es bueno y es así como mejoro a lo largo del tiempo.
9. Si me tengo que esforzar entonces es una mala señal de que no soy tan bueno. 9. Si me tengo que esforzar es una buena señal.
10. Tiende a esconder deficiencias y defectos (me da pena o frustra decir que no soy tan bueno). 10. Las deficiencias y errores son un conducto para mejorar y me motivan a enfocarme.

 

 

 

Los efectos de la mentalidad en crecimiento son alentadores. Grant & Dweck realizaron en 2003 un experimento con candidatos para ingresar a la facultad de medicina que tomaban cursos preparativos de materias difíciles. Después de evaluar a los participantes para conocer qué tipo de pensamiento tenían, encontraron que los “fijos” tendían a deprimirse más, abandonaban la preparación y disminuía su autoestima si no comenzaban obteniendo buenos resultados desde el inicio.

Mientras que los “en crecimiento” bajo las mismas circunstancias mejoraban sus calificaciones y su motivación interna se expandía lo que les permitía disfrutar y ser más felices a lo largo de su preparación.

Es obvio que la mentalidad de crecimiento te dará una mejor oportunidad para alcanzar la felicidad a lo largo del tiempo y lo mejor es que disfrutarás del proceso. Así, tu reto más importante no es ser una lumbrera en tu desempeño, sino la elección de aquellas capacidades, habilidades y conocimientos que son importantes para ti. Porque desarrollarte como persona debe ser un gozo y no un martirio, ¿no lo crees?

Si quieres saber más:

Dweck, Carol D. Mindset: The New Psychology of Success. Random House, 2007.

Santos, Laurie. The Science of Well-being. Yale University.

 

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