En la década de los 80s, la popularidad de la caricatura de “G.I. Joe” desencadenó la mentalidad conocida como “la falacia de G.I. Joe”. La serie presentaba a un grupo de soldados norteamericanos que luchaban contra enemigos peligrosos y siempre lograban salir victoriosos.

Al final del capítulo utilizaban la frase: “ahora lo sabes y saber es tener media batalla ganada”, ayudando a perpetuar en los espectadores la creencia errónea de que el conocimiento y la motiviación son suficientes para superar cualquier obstáculo.

Lo cierto es que el conocimiento no siempre es útil y no determina el exito. Dicho de otro modo, en ocasiones, el conocimiento no hace que ya tengamos media batalla ganada. A veces, ni siquiera nos permite tener ni el 10% de una victoria; un ejemplo podrían ser los fumadores, quienes son son conocedores de los efectos nocivos de este hábito, pero esto no sirve para que lo dejen.

Y es que esta falacia, nos ha llevado a una mentalidad de que las personas exitosas son aquellas que se centran en la adquisición de conocimientos y no en la acción. Esto puede retrasar el progreso y limitar el potencial de éxito. En lugar de enfocarse únicamente en la adquisición de conocimiento, los emprendedores deben adoptar una mentalidad aprendizaje y acción. Lo que significa estar dispuesto a aprender de los errores y fracasos, y estar en busca de nuevas oportunidades de desarrollo. 

El poner especial atención en la adquisición del conocimiento por encima de la acción, se ha extendido más allá de la cultura popular y muchos emprendedores creen que, con conocimiento suficiente y motivación, pueden superar cualquier obstáculo y lograr el éxito empresarial. Sin embargo, esta mentalidad es peligrosamente limitada y puede ser perjudicial para los emprendedores que buscan crear negocios exitosos y sostenibles.

La falacia de G.I. Joe se basa en la creencia de que la única cosa que separa a las personas exitosas de las que no lo son es la preparación. Ignorando así muchos factores externos que pueden influir en el éxito empresarial, como el acceso a recursos financieros, la experiencia en la industria y la adquisición de una red de contactos que los fortalezcan.

Los emprendedores pueden subestimar la importancia de estos factores y centrarse únicamente en sus conocimientos y experiencia personal para superar cualquier obstáculo. Como resultado, pueden tomar decisiones imprudentes y correr riesgos innecesarios en lugar de aprovechar al máximo sus recursos y buscar asesoramiento y orientación de consultores y expertos en la industria. Incluso pueden llegar a menospreciar la importancia del trabajo en equipo y la colaboración.

Además, trabajar en equipo puede ayudar a los emprendedores a ampliar su perspectiva y adquirir habilidades adicionales que les permitan crear negocios más innovadores y exitosos. En lugar de depender únicamente de su propio conocimiento y destreza, los emprendedores pueden aprovechar la experiencia y las perspectivas de otros para tomar decisiones más informadas y estratégicas y lograr un mayor éxito empresarial a largo plazo.

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