Los mercados mexicanos conforman los ingredientes de la tradición, el ritual y la memoria del patrimonio cultural. Situados en la plaza principal de la Ciudad de México, lo que hoy es el Zócalo, estaba dividido en tres sectores: el Bastimento de primera necesidad en tendejones indígenas de paja, el sector del Parián para artículos de lujo y el Baratillo para artículos de segunda mano.
Si las catedrales son las bases o asientos para las ciudades, los mercados son su corazón, intercambios de sensaciones, olores, colores y olores, recetas y esencias; son la primera terapia social que constituye el regateo como amistad y el pilón como gratitud.
Plazas, tianguis, mercados, mercaditos y mercados de pulgas constituyen la historia e identidad cultural del lugar. Entre los mercados tradicionales están el de pescadores sobre la playa en Zihuatanejo, el de tortillas de maíz rojo en Milpa; el mercado de Campeche de flores de Jamaica, el mercado del porfiriato de Guanajuato, el mercado de artesanías de San Miguel de Allende, el de tlayudas de Oaxaca, el de corundas de Pátzcuaro, el de antojitos yucatecos en Mérida, entre otros.
Los mercados contemporáneos mexicanos parten de los conceptos tradicionales, de abasto seguro, identidad, economía de cuidado de los recursos y clima, y entre los más recientes se encuentra el mercado de Matamoros hecho por el Colectivo C733, la mitad construida de modo tradicional y la otra mitad hecha con materiales prefabricados, con un patio central y una cubiertas seriada y modulada en forma de pirámide truncada invertida donde entra la luz.
La renovación con la gran celosía artística que corona el mercado San Juan Ernesto Pugibet, es un mercado muy sabroso por su gastronomía y es del colectivo del despacho a/911. De Boyancé Arquitectura + Edificación, se encuentra el mercado de Mérida, en acero con láminas corrugadas y oxidadas en un plano horizontal cuya techumbre plana cubre el espacio público.
También se encuentra el mercado público Huimanguillo de Tabasco hecho por el despacho 128 Arquitectura y Diseño Urbano con una cubierta hecha con bóvedas trapezoidales de concreto aligerado que cubren las zonas húmedas y secas del mercado.
Y el famoso mercado de San Benito en Mérida, de los arquitectos Augusto Quijano y David Muñoz, con una serie de carteles verticales y un gran muro circular de recibimiento como articulador bajo la influencia del arquitecto Louis I. Kahn, con ejes de luz en la cubierta y una gran sala hipóstila.
Finalmente, entre otros mercados contemporáneos está el mercado de San Pablo Oztotepec diseñado por Mauricio Rocha y Gabriela Carrillo, con una serie de cubos seriados escultóricos plásticos alternados en alturas; la atmósfera del lugar recoge la tradición histórica de los mercados.
Si México es de América el país de los palacios, Pablo Neruda veía a México como el país dentro de los mercados, que albergan la poesía, el color, son de facto sabrosos por naturaleza, bullicios armónicos y musicales de frutas, legumbres y pescados, abasto subsistencia y encuentro de todas las tradiciones y oficios, patrimonio nacional que salvaguarda lo que dan nuestras tierras y crean nuestros artesanos.