Como resultado de la contingencia debida a la pandemia del COVID-19 de este año, varios sectores se han visto afectados.

Destacan el sector educativo en sus diferentes niveles, tanto en los estudiantes, que no tienen la posibilidad de asistir a la escuela, como en los padres de familia, que se han visto obligados a realizar diversos ajustes para que sus hijos permanezcan en casa y sigan, ya sea por televisión, computadoras y teléfonos, el desarrollo de sus clases.

En contraparte, del lado de las escuelas se han notado diferentes resultados (positivos y negativos). Solo aquellas que incrementaron su creatividad, resiliencia y flexibilidad son las que han sido capaces de dar respuesta a las adversidades, adaptando su quehacer a un formato de educación a distancia, lo que ha representado un incremento considerable en su carga de trabajo.

Después de algunos meses de estar desarrollando e implementando la modalidad remota, es importante reflexionar sobre cómo será la educación cuando finalmente se pueda regresar a las aulas. Actualmente se cuenta con un sinnúmero de aprendizajes que deberán ser sistematizados y asimilados una vez concluida la contingencia; mi supuesto (y deseo) es que la educación ya no será la misma… no debe volver a ser la misma.

Lo siguiente será un proceso de recapitulación y evaluación de las experien-

cias que las instituciones en lo general y los docentes en lo particular han tenido. Difícilmente podremos concebir un curso que, a pesar de ser presencial, no cuente con un respaldo en la nube.

Ahora maestros y estudiantes podrán compartir material, opinar en foros y enriquecer la experiencia con videos, artículos de revistas electrónicas, debates a distancia o intervenciones de expertos que se encuentren en cualquier parte del mundo.

Esta experiencia deberá forzosamente ser capitalizada por las escuelas y universidades, tanto públicas como privadas, y abrirá diferentes nichos hasta ahora poco explotados, como la posibilidad de manejar ambientes híbridos,

en los que se tenga parte del auditorio presencial y parte a distancia.

El nuevo esquema promoverá la forma de propiciar un esquema de participación multicultural, donde los estudiantes tengan la oportunidad de interactuar con pares y expertos de otras ciudades y/o países.

Las ataduras que se tenían en este tema se rompieron este año y tendremos que aprovechar esa tendencia. Yo mismo he dado pláticas a gente de todo el estado desde la comodidad de mi oficina, con el inconveniente que implica el no estar físicamente presente, pero con la gran ventaja de evitar la movilidad de más de 100 personas, dejar grabada la sesión para quienes deseen retomar el tema o para quienes no tuvieron oportunidad de conectarse a la hora de la charla.

Existen muchas oportunidades que las escuelas y maestros están invitados a aprovechar y cambios importantes en paradigmas, que seguramente tendrán como fruto propuestas novedosas, que bien sistematizadas eventualmente se convertirán en innovaciones y una fuente alterna de recursos para la institución y los docentes que invertirán su tiempo y talento en su desarrollo.

Licenciaturas y maestrías en Educación, Pedagogía, Tecnología Educativa, Educación a Distancia, Diseño de Entornos Virtuales, Psicología Educativa, por mencionar algunas, forzosamente adquirirán una mayor relevancia, pues se está ampliando exponencialmente un mercado que necesita un trabajo interdisciplinario, donde profesionistas con el perfil mencionado, colaboren con diseñadores, comunicólogos, programadores, ingenieros electrónicos, mecatrónicos, músicos, etc., desarrollando diversas propuestas que apuntalen una nueva era educativa.

Imaginen un curso bajo un esquema colaborativo, en que nuestros niños y jóvenes puedan trabajar en equipo con gente de toda América Latina, o con chicos de Europa y Medio Oriente… como ya mencioné, los límites se han borrado, procuremos no trazarlos nuevamente.

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