Avances y tendencias en el sector energético
Recuerdo que el año nuevo de 1997 tuve la oportunidad de hacer un viaje familiar a Chiapas y Oaxaca, y al pasar por “La Ventosa”, pudimos ver a lo lejos los aerogeneradores del Parque Eólico La Venta I, que fue el primero en su tipo en el país, propiedad de la CFE.
Se trataba de siete torres de unos 30 metros de altura y 225 kW de potencia. En ese entonces, yo era estudiante de ingeniería, y por supuesto llamó mi atención el proyecto, que me parecía sumamente pertinente dadas las condiciones de la zona, que valga decir, hacía honor a su nombre.
La tecnología ha avanzado, y casi 30 años más tarde, existe una capacidad instalada de energía eólica en México de 7.3 GW (cerca de 3 mil 500 aerogeneradores), que representa cerca del 7% de la energía producida en el país, con aerogeneradores de 3.45 MW (15 veces más potentes que los de La Venta I) y 112 metros de altura (datos de los equipos del último parque instalado).
En lo que respecta a la energía solar fotovoltaica, apenas en 2007 se aprobó en México la interconexión de estos sistemas con la red eléctrica nacional. A partir de entonces, se ha tenido un crecimiento anual de dos cifras, teniendo en la actualidad 12.5 GW instalados (algo así como 22 millones de paneles de 550W de potencia), que representaron en 2024 el 7.6% de la producción nacional de energía.
En buena medida, el motivo por el que la energía solar fotovoltaica ha crecido, es que su costo ha disminuido aproximadamente un 95% en los últimos 15 años (costo de los paneles fotovoltaicos, en dólares), lo cual representa, ya en pesos, una reducción, considerando la integración de todo un proyecto, de aproximadamente un 60% en dicho periodo, que tomando en cuenta la inflación, en términos reales, la reducción es de un ¡80%! Esto ha generado que los proyectos sean sumamente atractivos desde el punto de vista económico, con retornos directos de inversión que van de los 2 a los 3 años.
En cuanto a las tendencias, se prevé un crecimiento importante en sistemas híbridos, que incorporen almacenamiento en baterías de litio, que funcionen como respaldo en caso de cortes en el suministro de energía eléctrica, o bien brinden certidumbre en la calidad de la energía.
Estos sistemas, eventualmente ayudarán también a regular el sistema eléctrico, junto con los vehículos eléctricos y bancos de baterías que se adquirirán para dicho fin, entrando a una nueva era de redes inteligentes de energía, tema que amerita un artículo completo.