El nuevo etiquetado de alimentos y bebidas ha generado polémica sobre todo para la industria alimentaria, para la cual podría ocasionar cuantiosas pérdidas económicas. Sin embargo, para la población en general traerá múltiples beneficios, ya que el consumidor podrá conocer con facilidad qué alimentos son ricos en sodio, azúcares y grasas trans.
Con el nuevo etiquetado de advertencia, la Secretaría de Salud prevé un ahorro de 40,700 millones de pesos en un periodo de cinco años, en el presupuesto que se destina al tratamiento de pacientes con obesidad y sobrepeso. Lo anterior marca un gran avance al cambiar el enfoque hacia estrategias preventivas, antes de que el elevado consumo de productos altos en grasas y azúcares genere problemas de salud en la población y deban ser solventados con presupuesto de Secretaría de Salud.
Por su parte, los industriales argumentan que el nuevo etiquetado de advertencia no resolverá el problema de la obesidad y las complicaciones derivadas de la misma, ya que no se cuenta con fundamentos científicos para el nuevo esquema que se propone. El argumento a tomar en cuenta es que no hay un trato igual hacia los alimentos producidos por el sector informal, a quienes por su naturaleza es prácticamente imposible regular y controlar.
Organismos nacionales y profesionistas del área de la salud y educación han celebrado las leyendas de advertencia y la propuesta de eliminar estrategias de mercadotecnia como personajes, juguetes y promociones de mayor volumen por menos costo.
Ahora solo falta esperar la fecha en que entrará en vigor la norma, la cual será definitoria para la industria de alimentos procesados y bebidas azucaradas, pero de gran utilidad para la mayor parte de la población, sobre todo para la población más vulnerable del país: los niños.