La adquisición de una vivienda es una de las decisiones financieras más importantes en la vida de una persona. En la zona metropolitana de León, de acuerdo con datos de SOFTEC, el 68% de la vivienda es propia, lo que es superior a la media nacional de 63%. Sin embargo, esto no es suficiente para evitar el debate constante sobre la conveniencia entre adquirir o rentar.

Ante este dilema financiero, es importante considerar varios elementos que podrían afectar la decisión de comprar o rentar una vivienda. El punto de partida es evaluar tu capacidad económica, ya que al adquirir una vivienda se deben asumir costos asociados como la escrituración, avalúo, impuestos, seguro y en caso de que sea financiada, el enganche y los pagos mensuales de la hipoteca. Además, la estabilidad y diversificación de tus fuentes de ingresos son factores determinantes, ya que eso te permitirá asumir compromisos financieros de largo plazo.

 

Otro factor importante es la movilidad. De acuerdo con la Asociación Mexicana de Empresas de Mudanzas, un mexicano se muda en promedio 6 veces durante su vida, siendo la mitad de esos cambios dentro de la misma ciudad. La facilidad para trabajar de forma remota ha incentivado aún más cambios de residencia, por lo que la renta brinda mayor flexibilidad financiera.

Investigar las condiciones del mercado inmobiliario local, tales como la oferta y demanda de vivienda y el nivel de tasas de interés, también es esencial, ya que influyen directamente en la rentabilidad que ofrece la inversión en un bien inmueble y el costo de oportunidad de invertir ese dinero en otro tipo de inversiones.

La etapa de vida y la edad también son claves para decidir entre comprar o rentar. Los jóvenes solteros pueden optar por rentar debido a la falta de certeza sobre su futuro laboral y familiar, mientras que las personas mayores, al tener más elementos definidos, podrían ser más propensos a adquirir una vivienda para asegurar su patrimonio y estabilidad financiera.

Finalmente, los dos principales sesgos cognitivos que influyen en este proceso son: “La renta es dinero perdido”, y “La propiedad de vivienda es una inversión segura”. El primer sesgo se basa en la aversión a la pérdida, y puede llevar a las personas a pensar que pagar una renta es una pérdida de dinero, ya que no están acumulando capital en una propiedad propia.

Lo cual es cierto, si solo si, la formación de capital a través de la propiedad de la vivienda es mayor a la que podrías formar robusteciendo tus fuentes de ingresos. El segundo sesgo se basa en el exceso de confianza, y puede llevar a las personas a pensar que la propiedad de vivienda es una inversión segura que siempre aumentará de valor sin considerar dinámicas como el deterioro, inseguridad, cambios de uso de suelo, futuros desarrollos colindantes, que ponen en riesgo la rentabilidad de la inversión.

Es importante estar conciente de estos sesgos y es necesario analizar el costo de oportunidad del importe que involucra la decisión de compra o renta de una vivienda.

 

Comparte: