Por Eduardo Barajas | Director General de FOMENTAMOS® | Financiera Boutique y Co-fundador y Socio Director de IKTEA Capital®

Los créditos estudiantiles se diseñaron para que una mayor proporción de jóvenes accedan a la educación superior, evitando que la falta de recursos económicos sea un obstáculo, permitiendo así una mayor formación de capital humano con el efecto consecuente en la innovación tecnológica e investigación y desarrollo de un país que a la par también provoca una mayor movilidad social.

De acuerdo con Business Insider, en nuestro vecino país del norte (US), actualmente la deuda total por créditos universitarios es superior a USD $1.6 trillones con una deuda promedio por estudiante de alrededor de USD $30,000 y más de 3 millones de estadounidenses mayores de 60 años que aún continúan pagando su crédito universitario. Esta situación podría provocar la próxima gran crisis financiera y es un tema candente para las siguientes elecciones de aquel país.

La historia en México es un tanto diferente, hay poca información estadística de la cartera de crédito estudiantil y muchos menos oferentes de este tipo de financiamiento.

Tomando en consideración que somos el país de la OCDE con la proporción más baja de adultos con título de estudios universitarios (tan solo con un 17%), de manera opuesta también tenemos la segunda mayor prima salarial de este grupo de países con un 78% en promedio más de ingreso, sobre los trabajadores que solo han concluido la educación media superior. Hay un aliciente y mercado para que los jóvenes mexicanos vean en los estudios superiores una puerta a mayores oportunidades y en consecuencia aplicar para un crédito estudiantil.

Partiendo del supuesto que la elección de la carrera universitaria corresponde a un elemento vocacional, la evaluación de la alternativa de un crédito universitario recae en el futuro del sector donde el aplicante laborará, de igual manera que una empresa evalúa contratar un crédito con la expectativa de generar más utilidades. Por lo que es importante conocer los indicadores y datos que te permitan evaluar si el crédito será una palanca de desarrollo personal o un lastre financiero para tu futuro, tales como:

A. Las necesidades del mercado laboral. Investiga cuáles son los sectores que más presentan problemas para cubrir sus demandas de capital humano para ver si tu carrera elegida es una de ellas. De acuerdo con la OCDE, 4 de cada 5 empleadores mexicanos declara tener dificultades para cubrir vacantes y como recién egresado querrás elevar la probabilidad de ser contratado inmediatamente con un salario competitivo.

B. Evalúa reputación y especialización de la universidad elegida, así como la proyección de actualización semestral de cuotas y colegiaturas. Esto te será útil al momento de evaluar el crédito determinando el VPN de la deuda contratada y por otro lado como recién egresado, querrás asegurar que las competencias que desarrollarás tengan la calidad mínima que el mercado laboral demanda, para incrementar la posibilidad de ser el elegido.

C. Investiga el salario promedio de un recién egresado de la carrera elegida. Este dato será básico para que puedas valorar la facilidad con que podrás efectuar el pago de tu crédito en el plazo estipulado en el contrato de crédito.

D. Compara las alternativas, desde financiamientos directos por las universidades, Bancos y Programas de Financiamiento Estatal. Las tasas de interés, comisiones, CAT, plazo y garantías requeridas principalmente; considera si el financiamiento es otorgado por la universidad en la que estudiarás, pues en la mayoría de los casos el título universitario no es liberado hasta que hayas efectuado el pago de tu crédito.

Citando a Warren Buffet, la mejor inversión que puedes hacer, es invertir en ti. Lo anterior únicamente pretende poner en contexto las variables que debes considerar como mínimo, al buscar financiar esa inversión.

 

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