Aula sin muros: la educación que se monta y se vive en cada evento

Cuando me ha tocado caminar entre los pasillos de un congreso educativo o de capacitación especializada, siento que estoy viendo el aula del futuro en tiempo real. Ahí es donde las universidades se capacitan, las empresas buscan talento y los estudiantes descubren que el aprendizaje no es un salón cerrado, sino un gran escenario que se arma y desarma con la misma velocidad con la que cambian las necesidades del mercado.

Hoy, ya no es suficiente completar un título universitario de cuatro años y comenzar un negocio o integrarse a una empresa. El mundo actual demanda aprendizajes continuos, certificados de corta duración y el desarrollo constante de competencias adaptables. La rapidez de los cambios tecnológicos y del mercado exige una actualización permanente.

Ese ritmo lo marca la industria del turismo de reuniones y negocios: bootcamps de fin de semana, hubs que agudizan nuestros talentos, foros híbridos que mezclan streaming, realidad virtual y networking cara a cara.

El mundo actual demanda aprendizajes continuos, certificados de corta duración y el desarrollo constante de competencias adaptables

Cada evento se convierte en una incubadora de talentos donde los mentores nos ayudan a acrecentar nuestra creatividad y talento, además, al mismo tiempo nos observan resolviendo problemas y ayudando a lograr cada vez más gente capacitada y con mayores certificaciones.

También he visto cómo los auditorios circulares tipo arena eliminan la importancia del pizarrón. El ponente se coloca en el centro, rodeado de ideas que llueven desde cada asiento y se votan al instante en el teléfono; o talleres en estos tipo arenas que nos ayudan por medio de circuitos cerrados a tener un aprendizaje práctico, no solo teórico.

Desde mi punto de vista, es un área de oportunidad para las universidades y un baño de realidad para los estudiantes: los planes de estudio se rediseñan, los valores corporativos se ponen a prueba y el estudiante deja de ser espectador.

Todas estos ejercicios dentro de nuestros eventos logran más lealtad y una cultura organizacional que respira aprendizaje continuo. Cada métrica mejora cuando la formación se vive como experiencia, no como trámite. Y esa es la magia que, como organizadores de eventos, podemos poner sobre la mesa: convertir cada congreso en un acelerador donde la educación y la empresa se fusionan para impulsar el talento que viene evento tras evento.

Convertir cada congreso en un acelerador donde la educación y la empresa se fusionan para impulsar el talento que viene evento tras evento

kdiaz@telyan.com

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